La elaboración de las torrijas caseras es relativamente sencilla, pero hay ciertos trucos a tener en cuenta para lograr un resultado perfecto. Evita los siguientes errores si quieres triunfar preparando torrijas: 1. Obviar la calidad del pan Cuidar la materia prima es básico en cualquier receta, por lo que para hacer torrijas hay que apostar por un pan de calidad. La clave es que sea un pan potente, con miga densa con calidad de absorción y, en ese sentido, se recomienza el pan de pueblo o la hogaza. Es importante también realizar rebanadas gruesas y mantener la corteza. 2. Untarlo en leche fría Tras infusionar la leche al gusto, podemos aprovechar ese calor para poner las rebanadas a remojo y dejarlas reposar. Este paso es vital pues según se vaya enfriando, irán cogiendo volumen. ¿Qué tipo de leche usar? No hay regla escrita, pero los profesionales prefieren utilizar la entera, por tener más cuerpo. 3. Pasar por harina Enharinar una torrija es un auténtico sacrilegio, pues mata completamente el sabor que queremos lograr. Hay quien las pasa por huevo para evitar que se deshaga en la sartén, lo que sí se puede aceptar. La mejor variedad de aceite para no enmascarar el sabor de la torrija es el de girasol o una variedad de oliva suave. Además, el aceite debe estar bien caliente y, por supuesto, limpio, de primer uso. Y, ¿se podría sustituir el aceite por la mantequilla? Por supuesto. Si además le añades azúcar, obtendrás unas deliciosas torrijas caramelizadas. Este apreciado dulce consiste en pan remojado y frito y, aunque su versión más original son las de leche, también se pueden hacer de miel, de vainilla, de chocolate e incluso de vino dulce. Lo habitual es freírlas en aceite, pero se ha popularizado la tendencia de caramelizarlas, para lo que habrá que espolvorear azúcar y quemar con un soplete.