Las torrijas son uno de esos dulces que asociamos con la Semana Santa.
Aunque tienden a 'volar', aprender a guardarlas es clave para que siempre estén ricas.
Las torrijas aguantan en buenas condiciones si las dejamos a temperatura ambiente hasta un máximo de dos días, siempre y cuando las dejemos enfriar completamente sobre un papel absorbente y después las guardemos en un recipiente de cristal hermético.
También podemos guardarlas refrigeradas e incluso congelarlas porque, para sorpresa de muchos, se pueden congelar.
Si queremos que estén en la nevera, donde durarán 3 o 4 días, de nuevo la mejor opción es un recipiente de vidrio, pero en este caso, lo mejor es separar cada torrija con papel de aluminio o encerado, evitando así que se peguen entre ellas y se convierta todo en un desastre.
Si las queremos congelar, se recomienda hacerlo de manera individual, guardando cada una en una bolsa de congelados.
Una vez que queramos comerla, solo habrá que sacarla un rato antes a la nevera y dejar que se descongele.
No solo pueden congelarse las torrijas ya hechas, también puede hacerse a mitad de proceso, después de empaparlas en leche, y tendrás que congelarlas con esta, para que no se queden secas.
Después solo tendrás que dejarlas descongelar, cubrirlas con el huevo y freírlas, aunque podrían saltar un poco más a causa del hielo de la congelación.
Si las congelas ya fritas, deja que se enfríen por completo.