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¿Por qué el cuerpo pide dulce después de comer?

Alejandro Ruiz
Alejandro Ruiz
2025-09-12 08:00:41
Respuestas : 13
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La razón química es que después de comer, el azúcar de los alimentos empieza a circular por la sangre y esto actúa como llamada de la hormona insulina, cuyo fin es rebajar los niveles de azúcar en la sangre, para que no nos dé un "subidón", el problema es que cuando el cuerpo siente que está bajando el azúcar en sangre provoca apetencia por el dulce pese a no necesitar ingerir azúcar en absoluto, digamos que es un efecto secundario de la retroregulación de la propia hormona. Es un hábito adquirido, pero que en ocasiones se suaviza con vitaminas del grupo B, triptófano y cromo, con lo que indirectamente puede indicar que hay cierto déficit de estos nutrientes. En la fase premenstrual, tenemos la progesterona más alta y esta hormona genera cierta insulinoresistencia, lo que significa que disminuye el efecto de la insulina y como consecuencia, el azúcar en sangre está más alto y no entra correctamente en las células, dando aviso de nuevo de que supuestamente falta azúcar. Frente al cansancio o la falta de sueño el cuerpo experimenta unas sensaciones similares a cuando tenemos el azúcar bajo. El puente emocional-alimento al que nos induce la sociedad con anuncios como "te lo has ganado", "come chocolate si te sientes triste".
Raúl Barrios
Raúl Barrios
2025-08-30 04:23:08
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De hecho, los especialistas en nutrición señalan que se trata más de una costumbre que de una necesidad que tenga nuestro organismo. Como desde pequeños nos han acostumbrado a que el último componente del menú sea un alimento dulce nuestro cerebro experimenta con el tiempo unos cambios neuroquímicos que nos inducen a desear ese tipo de alimentos al final de la comida. Estamos por lo tanto, ante una costumbre que nos ha llevado a necesitar este tipo de remate final en las comidas, especialmente si estamos fuera de nuestra casa. La tradición de comer postre tras las comidas. Dicen que el origen del postre debemos buscarlo en la Antigua Roma donde se considera distinguido que los hombres más libres y poderosos terminaran las comidas con frutas, panes con levadura y miel. También dicen que fue en el periodo romano cuando se empezaron a elaborar quesadas y tartas de queso que se tomaban al final de las comidas, creándose así una tradición que exportaron a los países a los que se extendió su imperio. El paso del tiempo ha hecho de esta costumbre romana una tradición perfectamente arraigada a nuestra cultura gastronómica. Hasta el punto que hoy consideramos que el cuerpo nos pide terminar las comidas con algo dulce.

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Saúl Lugo
Saúl Lugo
2025-08-27 10:48:23
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La razón es bien sencilla: los alimentos que contienen una gran cantidad de azúcar activan diversos neurotransmisores, como la dopamina, la serotonina y la adrenalina. Estos neurotransmisores transmiten al cerebro las sensaciones de placer, de motivación, de saciedad… Por eso, en situaciones de estrés, de desánimo o de cansancio necesitamos activarnos comiendo ciertos alimentos y los que más sensación de bienestar proporcionan son los dulces. Esto se debe a que el azúcar es capaz de activar las zonas cerebrales que se asocian con el sabor dulce y la necesidad de ingerir calorías para que nuestro cuerpo adquiera la energía necesaria para funcionar. De ahí que sea casi una necesidad física tomar ciertos alimentos. Esto es lo que se conoce como hambre emocional o comer por estrés: utilizamos los alimentos para sentirnos mejor y activar los mecanismos cerebrales de recompensa, no porque tenemos hambre. Así, tras un duro día de trabajo encontramos consuelo abriendo la nevera y cogiendo algún “capricho”. Es la forma más rápida de tranquilizar nuestra necesidad de recompensa y de placer a través de la comida.
Adriana Ramos
Adriana Ramos
2025-08-15 17:56:22
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La alimentación diaria puede influir en los antojos de dulces, ya que el hambre y la sensación de saciedad están reguladas por las hormonas grelina y leptina, las cuales indican al cerebro cuándo iniciar o parar de comer. Sin embargo, un antojo de comida puede superar estas señales naturales. Las personas que siguen la dieta cetogénica, por ejemplo, pueden experimentar mayor sensación de antojo de dulces. La dieta cetogénica es una dieta baja en carbohidratos en la que el cuerpo produce pequeños módulos de combustible en el hígado llamados cetonas, que se utilizan como energía. Las cetonas son un combustible alternativo para el cuerpo, que se utiliza cuando hay escasez de azúcar en la sangre. Por esta razón, al no consumir suficientes carbohidratos, se puede provocar un nivel bajo de azúcar en la sangre que hace que el cuerpo quiera refrigerios azucarados. Las personas que siguen una dieta cetogénica podrían querer algo dulce para satisfacer esa necesidad de nutrientes. Deficiencias de vitaminas también pueden ser un factor, específicamente de vitaminas como hierro, calcio, magnesio y zinc. El magnesio, por ejemplo, ayuda a regular la producción de insulina, lo que mantiene estable el azúcar en sangre, pero si no hay suficiente magnesio, el nivel de azúcar en la sangre podría bajar, y esto puede provocar el antojo de postre. La saciedad sensorial específica también juega un papel, ya que consumir un postre no está tan asociado con la incómoda sensación de saciedad, por eso es probable que deseemos más el dulce. El dulce libera sustancias químicas que te hacen sentir bien en el cerebro, como la serotonina y la dopamina. Los alimentos dulces activan el sistema de recompensa del cerebro, llamado sistema de dopamina mesolímbico, que hace que las neuronas liberen una avalancha de dopamina. La serotonina está relacionada con el estado de ánimo y los dulces pueden desencadenar la liberación de serotonina, lo que te hace sentir más feliz y relajado. Con el tiempo, comer algo dulce después de cenar puede convertirse en un comportamiento habitual. El cerebro forma asociaciones y el cuerpo empieza a esperar este dulce azucarado como parte de su rutina nocturna. El estado de ánimo también puede ser una causa, ya que el estrés y la angustia emocional pueden provocar antojos de postres, ya que la serotonina que libera el dulce mejora el ánimo y esto puede aliviar los sentimientos de ansiedad o depresión.

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Eduardo Ocasio
Eduardo Ocasio
2025-08-15 17:55:41
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Estas son algunas razones: 1- Emociones, tu cerebro es inteligente, sabe que el azúcar te hace sentir bien temporalmente. Ceder al antojo de azúcar hace que tu cuerpo produzca dopamina, que temporalmente te hace sentir mejor. 2- Hábitos, has comido postre después de comer o cenar durante años, automáticamente asocias la comida o la cena con el azúcar. Esto provoca que algo cambie en tu cerebro, comer alimentos azucarados crea cambios neuroquímicos que se fijan con tanta fuerza que te crean un ansia de dulce permanece. 3- Comes demasiado poco o demasiado rápido, si comes demasiado poco, por ejemplo porque quieres perder peso, es lógico que a tu cuerpo le apetezcan dulces. Tu nivel de azúcar en sangre es muy bajo antes de comer y cuando comes, tarda un rato en volver a la normalidad. Después de la comida, todavía no está a la altura y eso provoca el ansia de dulce. Comer demasiado rápido provoca un efecto similar, el cerebro tarda un rato en recibir la señal de que el estómago está lleno. Si comes demasiado deprisa, puede que te apetezca algo dulce porque tu cerebro aún no ha recibido la señal. 4- No bebes suficiente agua, distinguir la sed del hambre es complicado. Tu cuerpo cree que tienes hambre, pero en realidad te está pidiendo un vaso de agua. 5- Tienes niveles fluctuantes de azúcar en sangre, si comes demasiados carbohidratos de absorción rápida, tu nivel de azúcar en sangre sube rápidamente, para volver a bajar después de la comida. Tu cuerpo vuelve a buscar nuevos azúcares para recuperar el equilibrio. Si no te sientes saciado después de comer, también podría ser que te faltara algún macronutriente en la comida. Asegúrate de tener un montón de grasas saludables, proteínas y carbohidratos en tu plato. Además, puede que te ayude echar un vistazo a la cantidad de fibra de tu comida, una buena cantidad de fibra también hace que te sientas saciado. Un adulto debería comer entre 30 y 40 gramos de fibra al día.
Úrsula Barrera
Úrsula Barrera
2025-08-15 16:51:31
Respuestas : 13
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Un antojo por comida dulce puede llegar a superar a hormonas como la leptina y la grelina, que pueden superar a su vez las señales que se envían al cerebro para que se pare de comer. De esta manera, aquellas personas que, al seguir una dieta cetogénica tienen que reducir de una manera drástica los hidratos de carbono, es más probable que les apetezca disfrutar de unos dulces ricos en carbohidratos. Sin embargo, el hecho de no consumir suficientes carbohidratos puede llevar a tener bajos niveles de azúcar en sangre, lo que a su vez hará que el cuerpo quiera ingerir alimentos azucarados. Asimismo, el hecho de consumir alimentos dulces inmediatamente tras el almuerzo o cena, puede ser un indicativo de una deficiencia en magnesio, hierro, calcio y zinc. El magnesio puede ayudar a la regulación de la producción de la insulina, y que, por tanto, contribuye a mantener unos niveles bajos de azúcar, si se da una deficiencia de esta vitamina, puede ocasionar antojos de comida dulce. Otro motivo de que nos apetezca algo dulce tras la comida tiene que ver con la saciedad sensorial específica, también denominada "estómago de postre". Esta tiene lugar cuando un alimento en particular pasa a ser menos agradable por provocar una sensación de estar demasiado lleno, y el hecho de comer un tipo de comida diferente, como un dulce o un pastel, hace que se convierta más deseable. Las sustancias químicas, como la dopamina y la serotonina, que hacen a una persona sentirse bien, también guardan relación con los antojos de dulces, según las dos nutricionistas. Esto es debido a que los alimentos dulces activan el sistema de recompensa del cerebro, que provoca que las neuronas liberen mucha dopamina. Esto puede llegar a suponer un gran problema para la salud, ya que el cerebro llega a pensar que se trata de una experiencia positiva y, por tanto, puede hacer que ese comportamiento se convierta en un hábito alimenticio, haciendo que se coma un dulce tras la cena de forma habitual, incorporándolo a la rutina. Además, Allyson Brigham y Rachael Richardson coinciden a la hora de recalcar que el estado de ánimo influye en los hábitos alimentarios, lo que hace que se pueda llegar a darse un atracón de alimentos dulces para tratar de liberar dopamina y así sentirse bien.

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Malak Urbina
Malak Urbina
2025-08-15 16:27:34
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A medida que avanza el día, nuestra energía y concentración pueden disminuir, especialmente después del almuerzo. Durante una siesta, el cuerpo se relaja y la digestión absorbe energía. Al despertar, es común sentir una leve sensación de somnolencia. Aquí es donde entra en juego el deseo de lo dulce. Los carbohidratos y azúcares simples presentes en los dulces proporcionan una rápida fuente de energía, lo que puede ayudar a combatir esa sensación de letargo. Después de la siesta, es posible que los niveles de glucosa disminuyan, lo que puede desencadenar una sensación de hambre y antojo de azúcar. Los dulces pueden elevar rápidamente los niveles de glucosa, brindando una sensación de satisfacción y plenitud. La insulina, la hormona encargada de metabolizar el azúcar, cuando no logra realizar su trabajo correctamente, es decir, meter la glucosa dentro de las células, se obtienen niveles de glucosa altos en sangre y no se puede utilizar esta para realizar las diversas funciones del cuerpo. Es ahí, cuando el organismo puede pedir glucosa, mediante la necesidad de comer algo dulce.
María Carmen Marrero
María Carmen Marrero
2025-08-15 13:33:54
Respuestas : 7
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Cuando comemos en nuestro cuerpo, aumenta el nivel de glucosa en sangre y para disminuir esta glucosa en sangre, se genera insulina. Y qué pasa cuando comemos más de la cuenta, pues que se produce un pico de glucosa mayor, y nuestro cuerpo producirá una mayor cantidad de insulina para disminuir esa glucosa y aparecerá el famoso antojo de dulce. Se produce una reaparición precoz de la sensación de hambre por la alta velocidad con la que se ha eliminado la glucosa en sangre. Cuanto mayor es la ingesta, mayor sensación de hambre tendremos, lo cual generará esa antojo de dulce tan urgente, ya que nuestro cuerpo se encuentra en una situación de “hipoglucemia” es decir, de bajo nivel de glucosa en sangre. La glucosa se encuentra en muchos alimentos, especialmente en los hidratos de carbono. Favoreceremos la sensación de saciedad y el control del hambre y de ese antojo de dulce tan urgente.

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