De acuerdo con registros, el olivo es una de las primeras especies cultivadas por el hombre, fue antes del año 3,500 a.C. en la región del medio oriente donde comenzó su cosecha, así como la elaboración de aceite y comercialización hacia Turquía y Egipto. La primera plantación de aceitunas en México En el año 1531, fray Martín de Valencia estableció la primera plantación de olivares en Tulyehualco. Estos cultivos se extendieron hacia Texcoco, Chalco, Tacubaya y Xochimilco, la cual fue de las más importantes en el centro del país con un par de kilómetros de longitud. La industria del aceite de oliva despegó en la Nueva España debido a que eran productos apreciados por los españoles. Entre los sobrevivientes a la fecha destacan el Olivar de Santa María y el Olivar de las Ánimas, pertenecientes a la antigua plantación de Xochimilco. Gracias a este trabajo la producción se ha extendido a Sonora, Baja California, Tamaulipas, Hidalgo, Aguascalientes, Zacatecas y Guanajuato. En Tulyehualco, se organiza desde hace 48 años la Feria de la Alegría y el Olivo donde se pueden encontrar platillos preparados con este fruto, así como aceites y aceitunas en salmuera, muchos de ellos producidos a partir de los olivares que se cultivan en el Cerro del Teutli, en Milpa Alta. Las aceitunas aportan diversos nutrientes a la dieta de quien las consume, son frutos que proveen de ácidos grasos monoinsaturados e insaturados, así como fibra y vitamina E. En la gastronomía mexicana su papel sigue siendo muy importante, es común encontrarlas en platillos como en el huachinango a la veracruzana, como parte del relleno de los chiles en nogada o del picadillo yucateco.