Para apreciar verdaderamente un rosado y aprender a maridarlo correctamente con tus platos, primero debes conocer sus aromas.
Los aromas del vino rosado dependen fundamentalmente del método de vinificación (maceración o prensado) y de la variedad de uva (Cabernet, Garnacha, Syrah, etc.).
En boca obtendrás aromas variados, como frutas, dulces, notas florales o incluso especias cálidas y amaderadas (canela, vainilla, etc.).
La elección de la copa será muy importante para exaltar los sabores del rosado, y ofrecerá toda la finura y complejidad del bouquet.
Un vaso alto y estrecho, como el INAO o el ISO, permite concentrar los aromas volátiles y así revelarlos mejor.
Es especialmente interesante para degustar el rosado, este vino de sabores tan delicados.
La forma de tulipán de la copa es también un criterio importante para la oxigenación y aireación del vino, conservando al mismo tiempo los aromas.
La combinación entre vino rosado y platos es fundamental para resaltar correctamente tanto el vino como la elaboración culinaria.
El rosado combina perfectamente con diferentes platos, desde el aperitivo hasta el postre.
Vino rosado como aperitivo: refrescante y dulce, el rosado combina perfectamente con pequeños aperitivos con sabores sureños, como tapenade, jamón, chorizo, verduras crudas.
Vino rosado como plato principal: la elección del rosado es acertada para acompañar carnes o pescados a la parrilla, mariscos, así como preparaciones frías o calientes (pisto, bullabesa, ensaladas, tartas, etc.).
Vino rosado con queso: para revelar los aromas del vino, el queso de cabra u oveja es el aliado del rosado.
También combina perfectamente con quesos tiernos.
Vino rosado de postre: el rosado también se puede disfrutar al final de una comida, con postres afrutados, ya sea sorbete, tarta o solo.