La paella es el plato emblema de la gastronomía de nuestro país.
La verdadera marca España.
La receta que nos representa y nos distingue allende los mares.
Un auténtico placer para los sentidos del que disfrutamos sin remilgos porque, en teoría, no tiene ningún perjuicio para el organismo.
Sin embargo, existen algunos grupos de población que deberían evitarla porque esta famosísima receta podría acabar causándoles un problema de salud.
El problema que plantea esta comida, básicamente, tiene que ver con su principal ingrediente: el arroz blanco.
El grano de esta variedad, la más popular en nuestro país, no es entero, sino que se encuentra refinado.
O lo que es lo mismo: ha sido despojado del germen y el endospermo, las dos partes que contiene más vitaminas y minerales, y en la que se esconde también la fibra, un nutriente fundamental para nuestro organismo cuyos numerosísimos beneficios han sido más que demostrados a lo largo de décadas de investigación.
El arroz blanco, tras ser procesado, pasa a ser fundamentalmente almidón, un carbohidrato de absorción rápida que dispara los niveles de azúcar en sangre.
Lamentablemente, casi todos los platos de arroz que se consumen en España -incluida la paella- se elaboran con arroz blanco.
Hay que decirlo claramente: comer arroz blanco es como comer azúcar, porque nuestro cuerpo transforma rápidamente el almidón de ese tipo de arroz en glucosa, produciendo peligrosos picos de azúcar en sangre.
La combinación del arroz blanco con el caldo graso y el ablandamiento de los granos de arroz que se produce en su preparación contribuyen a que suba mucho y rápidamente el azúcar en sangre.
Además, se tarda en hacerla [la paella] y cuando llega por fin el momento de comerla ya hay bastante hambre y se acaban consumiendo raciones muy generosas.
Todo el círculo vicioso del que venimos hablando (subida de azúcar, pico de insulina, efecto rebote, agotamiento del páncreas, más obesidad y más necesidad de insulina) tiene lugar de manera exagerada, muy especialmente cuando quien consume la paella ya tiene diabetes, obesidad abdominal o sedentarismo.
En cualquier caso, conviene señalar también que, para la población general, tomar un plato de paella un domingo no va a suponer ningún riesgo.
Con 'socarrat' o sin él, si no formamos parte de ningún grupo de riesgo, la paella no nos hará ningún daño.
Es más, seguramente, si está bien hecha, probablemente sea un gran placer para los sentidos.