El Rioja tinto, que en la mayoría de los casos es elaborado con uva Tempranillo, aunque también suele ser combinada con otras variedades como la Garnacha, combina bien con una gran variedad de platos. Los 'riojas' jóvenes tienden a desplegar un gran carácter frutal y persistencia, a lo que se unen notas de madera, fresas y especias. Resultan ideales a la hora de acompañar un plato de cerdo o de cordero asado. Otro buen maridaje podría ser una menestra de verduras rehogadas al estilo campesino, servido con trozos de alcachofa frita. La maravillosa textura de este plato complementará a la perfección este vino tinto. Los riojas más maduros combinan mejor con platos de mayor robustez, como, por ejemplo, un cordero asado con ajo y hierbas aromáticas. Este vino puede llegar a mostrar un estupendo carácter terroso y de especias, de ahí que los guisos sazonados resulten una combinación especialmente acertada. Unas semillas de alcaravea molidas, mezcladas con un poco de canela y espolvoreadas sobre un pollo o una suculenta pechuga de pato, conseguirán que se nos haga la boca agua, y si encima regamos el plato con un rioja, el conjunto se convertirá en una pura delicia tanto para el olfato como para el paladar. Unos riñones con ajo, cebolla, un poco de mostaza y un chorrito de vino tinto serían la combinación ideal para un tempranillo joven, mientras que una carne de cerdo o de cordero a la plancha, acompañada de una salsa a base de fruta, resaltaría a la perfección las notas frutales del tempranillo. Unos champiñones al horno con mantequilla y ajo picado serían otra opción igualmente excelente. Este varietal también combina bien con los hojaldres o empanadas de marisco que lleven salsa de tomate. Una estupenda combinación sería servir un tempranillo con alguna pieza de caza de pluma, acompañada de una sabrosa salsa o guarnición de frutas. Otra buena opción podría ser degustar este vino en compañía de un pato frito servido con cebollas acarameladas.