El ajo es un alimento y condimento que ha sido valorado desde hace miles de años, incluso fue estudiado por grandes civilizaciones como la de los egipcios, babilonios, romanos y griegos.
Todas concluyeron en que su consumo aporta grandes beneficios a la salud.
Esto debido, principalmente, al compuesto llamado alicina, que se activa en el ajo al ser cortado o machacado.
Pero no sólo eso, el ajo posee un alto nivel de proteínas, tales como manganeso, vitamina B6, vitamina C, selenio y fibra, así como hierro, calcio, vitamina B1, cobre y potasio.
El ajo es una excelente fuente de antioxidantes que contribuyen a prevenir el envejecimiento, y enfermedades como Alzheimer y demencia.
Entre los beneficios que ofrece el ajo se encuentran los siguientes: ayuda al sistema circulatorio y a las vías respiratorias, previene las infecciones al ser un antibiótico natural y es un potente desinflamatorio.
Además, ayuda a la desparasitación y como antiséptico, e incluso, algunos estudios indican que contribuye a la segregación de serotonina, por lo que puede combatir la ansiedad y depresión.
La mejor manera de aprovechar las propiedades del ajo es cuando está crudo, sin embargo, si deseas utilizarlo para la cocina, te recomendamos machacarlo al menos 30 minutos antes de usarlo.
Esto ayudará a que el ajo concentre las sustancias benéficas para la salud y no se pierdan al cocinarlo.