El ajo se puede comer de muchas maneras.
Entre ellas, frito es exquisito para acompañar con todo tipo de platos a los que les queramos potenciar el sabor.
El ajo tiene propiedades en cuanto al campo de la salud que resultan fundamentales: es diurético, depurativo, antiséptico, antibacteriano, etc.
Tomar el ajo crudo todos los días es recomendable para beneficiarte de todos sus nutrientes.
Otra manera de tomar y preparar el ajo es utilizando la decocción.
Para este método se deben coger unos tres o cuatro dientes de ajo y ponerlos a hervir en un litro de agua.
Además, es menos incómodo de ingerir, ya que se puede beber dos veces durante todo el día.
Así también son menos fuertes los malos olores corporales que despide la persona que lo consume.
Una de ellas es, por ejemplo, su poder de mejorar el sistema de defensa del organismo, según apunta un estudio publicado en The Journal of Nutrition.
Además, con esta preparación podrás ayudar a reducir el riesgo de desarrollar patologías de tipo cardiovascular; ya que el ajo, según un estudio publicado por la Sociedad Americana de Nutrición, ha demostrado tener cierta potencialidad en este aspecto.
Por eso, tal y como recoge un trabajo publicado en 2018 por la Universidad de Castilla la Mancha, también es utilizado en las dietas cardiovasculares.
Incluye ajo en la dieta Ahora que ya lo sabes, ¡ponte manos a la obra e incorpóralo a tu dieta!
Si prefieres no consumirlo ni en ayunas ni solo, prueba a irlo introduciendo en tus platos poco a poco.
Tiene un sabor tan característico y sabroso que en poco tiempo verás como lo echas en casi todos tus preparados.
¿A qué esperas para cocinarlo?
Ten en cuenta que, además es recomendable que incorpores otros hábitos saludables a tu modo de vida.
La práctica de ejercicio físico de forma diaria y la alimentación equilibrada son dos pilares fundamentales para asegurar el correcto funcionamiento del organismo.
Del mismo modo, es esencial garantizar un adecuado descanso, de lo contrario las funciones fisiológicas podrían verse afectadas.