Casa Botín es historia viva de España, aunque fue fundada por un francés, Jean Botín, que estaba casado con una mujer asturiana.
Aquel día encendieron por primera vez el horno de leña y desde entonces no ha habido un día en el que se haya apagado.
En el siglo XIX se reformó la planta baja y se añadió el friso de madera policromada con pan de oro de la entrada, los escaparates y el mostrador, donde exponían bartolillos, suizos, pestiños y glorias de crema.
Con la entrada del siglo XX, la familia González entró en juego, adquirió el edificio y lo convirtió en lo que es hoy.
De los Botín a los González
Pero entonces llegó la Guerra Civil y las ilusiones de Amparo Martín y Emilio González se desvanecieron, dejando Casa Botín como un comedor de milicianos.
Cuando se dio por finalizada la contienda, los hijos varones del matrimonio, Antonio y José, tomaron las riendas del restaurante y fueron dándole forma hasta el día de hoy.
Como curiosidad, se dice que Francisco de Goya trabajó como friegaplatos hacia 1765, cuando era solo un adolescente.
"Poco a poco, lentamente, corderos y cochinillos se van dorando a los calores y la respiración solemne del viejo horno, alimentado con leña de encina.
Un horno que ha permanecido en funcionamiento desde su fundación, bajo la atenta mirada de los maestros horneros y los expertos cocineros que llevan toda la vida en la casa", explican.
La historia de Madrid y de Casa Botín están íntimamente ligadas, se entretejen y convergen en diferentes puntos.
Y no solo en la mente de todas las personas, sino también en la pluma de un gran número de literatos que, de una forma u otra, amaban aquel Madrid.
Mariano de Cavia, Benito Pérez Galdós, Carlos Arniches, Ramón Gómez de la Serna, Alfonso Reyes, Indalecio Prieto, Arturo Barea, Ernest Hemingway o María Dueñas han escrito sobre él.
Pero quizá, de todos ellos, el que mejor entendió la esencia fue Gómez de la Serna que, paradójicamente, lo plasmó en algunas de sus greguerías: "Botín parece que ha existido siempre y que Adán y Eva han comido allí el primer cochifrito que se guisó en el mundo".
En Google cuenta con más de 14.000 reseñas y una media de 4,3 estrellas.
Su carta, además de tener cochinillo y cordero asados, tiene otros apartados: entrantes, carnes y asados, verduras, sopas, huevos, pescados y postres.
Destacan platos como los callos a la madrileña, el pollo en pepitoria, las setas salteadas con jamón ibérico, la sopa de ajo con huevo y jamón, el revuelto de la casa, las almejas botín o la tarta de queso de la abuela.