Los alimentos que proporcionan calor al organismo son bienvenidos. Triunfan los frutos, y frutas, secos y las legumbres. Las frutas frescas son una buena opción, como la naranja, que refuerza el sistema inmunitario y la resistencia a las infecciones, y el caqui, que es una buena fuente de vitaminas C, B1, B2, B3 y de minerales como potasio, calcio, hierro y fósforo. La ensalada de hoja, como la escarola, es rica en vitaminas A, C, B1, B2, B3, B9 y minerales como calcio, potasio y fósforo. La col es otra opción, rica en potasio, calcio, hierro, níquel, magnesio, yodo, zinc, cobre, manganeso y selenio, y en vitaminas A, C, E, B1, B2, B3, B6, K y ácido fólico. El apio es depurativo y rico en vitaminas A, C, B1, B2, B3, B6 y minerales como potasio, calcio, hierro, yodo, zinc y manganeso. La espinaca es una excelente fuente de ácido fólico, clorofila y vitamina K, y contiene vitaminas A, C, E, B1, B2, B3. El nabo proporciona un aromático sabor a caldos y guisos, y es rico en antioxidantes azufrados, calcio, magnesio, potasio, hierro, yodo, zinc, cobre y manganeso. Las alubias son un clásico de los potajes de invierno, y aportan un 22% de proteínas y un 47% de carbohidratos de combustión lenta y fibra. Los frutos secos, como la nuez, son fuente de proteínas y ácidos grasos omega 6 y omega 3, y contienen gran cantidad de fósforo, calcio y tiamina. El dátil es un alimento dulce y altamente nutritivo, con un elevado contenido en potasio, hierro y magnesio, así como en calcio, fósforo y cobre.