1. Olla aranesa con un blanco godello
Que tal si nos desplazamos hasta el Valle de Arán y nos pedimos una Olla Aranesa con su verdura, su carne, su caldito y su legumbre.
Algunas versiones con alubias solo y otras, añadiendo además garbanzos.
Un plato antiquísimo y que forma parte de la tradición del valle.
Vamos a atrevernos a probarla con un blanco godello como el Cantalobos.
2. Fabada asturiana con un blanco chardonnay
Seguimos en el norte y llegamos a Asturias.
Sí.
Efectivamente.
Vamos a hablar de la fabada asturiana.
Uno de los platos de legumbres por excelencia dentro y fuera de esa bella tierra.
Cuanto sabor y cuanta contundencia.
Me gusta mucho tomar fabada con el tinto Graciano de Dehesa de Luna.
Pero sin salir de Asturias y sin dejar les fabes, unas con almejas funcionan a la perfección con un blanco chardonnay de Österreich como el Katterstein.
3. Lentejas con chorizo con manzanilla de Sanlúcar
Unas lentejas con chorizo de Ávila o cualquiera de sus versiones de Castilla y León son una delicia y acompañarlo con una manzanilla pasada Pastora se convierte en toda una experiencia.
Cierto es que, muchos vinos tintos de Rioja han acompañado a las lentejas.
Si tuviese que nombrar uno me quedaría con un tempranillo Grano a Grano de Abel Mendoza.
4. Judías o frijoles con vino espumoso
Unas judías pintas con verduras o unas pochas navarras tienen una textura y un sabor inolvidable.
Si te tomas un buen vino espumoso, te sorprenderás de lo bien que encaja.
Un Pal·lid de Torelló sorprenderá por su frescura y dejará la boca limpia para el siguiente bocado.
Pero ya que hemos hablado de las alubias pintas, sus primos mejicanos, los frijoles con los que se elabora el chili con carne también serán objeto de placer con este Corpinnat.
5. Potaje de garbanzos con garnacha blanca
Acabo, por hoy, con un potaje de garbanzos.
De esos que llevan huevo y espinacas, o su versión de cuaresma con bacalao, y que como suele decirse, resucita a un muerto.
Me dejo llevar por el sentimiento y me voy hasta la Terra Alta con un Mareta Meua de garnacha blanca pasada por ánfora.
Para llorar de placer.