Pon en práctica esta receta de cebolla caramelizada y aprende a hacer un acompañamiento muy sabroso que marida a la perfección con carnes, tostas, verduras, quesos, etc.
Corta las cebollas en juliana.
En un cazo grande, añade las cebollas junto con el aceite de oliva español y un poco de sal.
Tapa el cazo y ponlo a fuego bajo, para que no se pegue ni se dore.
Cocina durante media hora, tras la cual la cebolla habrá perdido casi todo su volumen y estará prácticamente transparente.
Añade el azúcar y el vinagre sobre las cebollas y mézclalo todo.
Llegado este punto, sube el fuego a medio-fuerte, este será el paso definitivo para que la cebolla se caramelice junto al azúcar, proceso que tardará unos 6-8 minutos.
Debes remover de vez en cuando para que no corra riesgo de pegarse y estar atento: cuando el líquido del cazo se evapore y veas que la cebolla tiene un color amarronado brillante, está lista.
Pásala a un recipiente frío y déjala reposar a temperatura ambiente.
Como ves, esta receta de cebolla caramelizada es muy fácil, así que, pruébala, ¡no tienes excusa!
Pon en práctica esta receta de cebolla caramelizada y aprende a hacer un acompañamiento muy sabroso que marida a la perfección con carnes, tostas, verduras, quesos, etc.
Usa una sartén de fondo grueso: Esto ayuda a distribuir el calor de manera uniforme, evitando que las cebollas se quemen en puntos específicos.
El fuego debe ser bajo al principio para permitir que las cebollas se cocinen lentamente en su propio jugo.
No tengas prisa: La paciencia es la clave de la caramelización.
Cocinar las cebollas a fuego bajo durante al menos 30 minutos es crucial para obtener un buen resultado.
Si aumentas la temperatura demasiado rápido, puedes dorarlas en exceso sin que se caramelicen correctamente por dentro.
Cuidado con la sal: La sal ayuda a extraer los jugos naturales de las cebollas, lo que contribuye a su caramelización.
Sin embargo, no te excedas, ya que podrías hacer que las cebollas pierdan demasiada humedad y se sequen en lugar de caramelizarse.
Remueve con frecuencia: Aunque el fuego esté bajo, es importante remover las cebollas cada cierto tiempo para evitar que se peguen o quemen en el fondo.
Asegúrate de raspar bien los bordes de la sartén para integrar todos los sabores.
Añade el azúcar en el momento adecuado: Si decides usar azúcar moreno, es esencial añadirlo cuando las cebollas ya estén bien cocidas y hayan reducido su volumen.
El azúcar potenciará el proceso de caramelización y dará un sabor más intenso y dulce.
Equilibrio entre dulce y ácido: El vinagre balsámico, aunque opcional, aporta un contraste ácido que equilibra el dulzor de la cebolla.
Si buscas una cebolla caramelizada con un toque más sofisticado, no dudes en usarlo, pero con moderación.
Siguiendo estos pasos, tendrás una cebolla caramelizada suave, con un color dorado brillante, y un sabor profundo y equilibrado que complementará cualquier plato.