La cebolla contiene un alto contenido de agua y bajo aporte calórico, es rica en fibra, en potasio, y presenta cantidades significativas de calcio, hierro, magnesio y fósforo.
La cebolla es rica en vitaminas del grupo B, y contienen un aporte inferior de vitamina C y E, estas últimas con efecto antioxidante.
Según la Sociedad Española de Nutrición Comunitaria, en la cebolla hay fitonutrientes, como la quercetina, que son potencialmente beneficiosos para prevenir las afecciones cardiacas y la evolución celular cancerosa; y compuestos de azufre, como la saponina alicina que previenen las infecciones, el aumento del colesterol y la aparición de tumores.
La Fundación Dieta Mediterránea propone una receta sencilla y muy apetitosa para preparar en casa, con la cebolla como protagonista: la tarta de cebolla.
También se pueden seguir paso a paso la preparación de unas deliciosas endibias con cebollas confitadas que propone Karlos Arguiñano.
Para hacer que los más pequeños las coman con más facilidad, inclúyelas en las tortillas de patatas o córtalas en juliana muy finas cuando las agregues en las ensaladas crudas.
Para elegir la mejor cebolla hay que fijarse en las que no tengan manchas o el cuello blando, y descartar las que estén húmedas.
Para lograr un buen estado de conservación hay que colocarlas en un lugar fresco y seco; y si al utilizarla sobra un poco, mejor envolverlas en papel film y guardarlas en el frigorífico para que no pierdan sus propiedades.
También puedes consumirlas crudas en ensaladas.
Las verduras y hortalizas son esenciales para el mantenimiento de la salud del organismo, por ello deben estar presentes dentro de una dieta equilibrada.