Este domingo se celebra la gran fiesta de los calçots en el mejor momento de la temporada en la cuna de esta cebolla: la localidad tarraconense de Valls.
Aproximadamente, cada año se cosechan unos 55 millones de calçots, y un 10% de estos llevan la denominación de origen de Calçot de Valls, una distinción que enmarca la calidad de este producto.
La IGP Calçot de Valls tiene una previsión de producción excelente a pesar de la sequía, que azota especialmente Cataluña desde hace meses.
La entidad de defensa de esta denominación considera que esta falta de agua no ha sido un obstáculo para que la cebolla tenga este año una buena calidad.
Además, si en anteriores campañas los agricultores se habían fijado el objetivo de llegar a producir 20 millones de cebollas dentro de la IGP, la prudencia también se impone este año en la IGP y la previsión es rozar los 19 millones de unidades.
No obstante, algunas zonas son especialmente importantes en este sentido, ya sea por su historia o por la novedad de acoger esta cita.
Valls es la ciudad sinónimo de calçots y calçotades.
Desde finales del siglo XIX, la tradición de comer esta deliciosa cebolla ha ido pasando de generación en generación, y por ello, Valls es conocida en todos lados como la capital del calçot, de la salsa de calçots y sus complementos.
Masías de Barcelona aunque la época de calçotades da inicio a una peregrinación hacia Valls, lo cierto es que en las masías que rodean Barcelona esta fiesta se celebra por todo lo alto, con colapsos importantes todos los fines de semana y grandes grupos con reserva.
La ciudad de Madrid ha abrazado esta tradición es un in crescendo que hace que sean ya numerosos los restaurantes que ofrecen menús con este ingrediente de temporada, así como todo el ritual relacionado con la ingesta del calçot.