El calçot no sólo forma parte de la gastronomía catalana, sino también de su cultura.
El municipio tarraconense de Valls fue pionero en el mundo de las calçotadas, tanto es así, que es en este pueblo donde se inaugura la temporada de los calçots.
El calçot propiamente dicho es una cebolla tierna o cebolleta con denominación de origen, y es que su peculiar tallo blanco alargado surge gracias a la forma en la que se cultiva esta planta: calçando la tierra, o lo que es lo mismo, amontonar tierra sobre los brotes de cebolla para que consiga esa forma tan característica.
La temporada de los calçots comienza con su recolecta en noviembre y finaliza durante el mes de abril, y es el momento perfecto para disfrutar de esta delicia de la gastronomía catalana.
El origen de este plato típico fue pura casualidad y se le otorga el hallazgo de esta delicia a un campesino de Valls, Xat de Benaiges, a finales del siglo XIX.
El tarraconense descuidó unas cebollas que estaba preparando a la brasa, quemándolas por completo.
Sin embargo, al quitar las capas externas sobrecalentadas descubrió en su interior una cebolleta o calçot tierno y jugoso.
Una calçotada no finaliza una vez se ha terminado la salsa romesco.
Cuando las brasas han bajado de tamaño y de temperatura, y las manos están completamente limpias, es el momento perfecto para comenzar a preparar el segundo plato: butifarras y una selección de carnes regadas, todo regado con cava o vinos selectos de la zona.
Los mejores lugares donde probar la comida típica de Barcelona y disfrutar de una calçotada tradicional
Entre la larga lista de restaurantes donde poder disfrutar de unos calçots elaborados de forma tradicional:
A cinco minutos del céntrico Barceló Raval, el hotel perfecto para un fin de semana en la ciudad condal, se encuentra el mítico L’Antic Forn, donde se declaran especialistas en brasa de carbón.
Una masía alejada de la civilización y a tan sólo media hora del centro de Barcelona.
Una escapada gastronómica a Barcelona no sería lo mismo sin una parada en el restaurante Can Travi Nou, ubicado en una espectacular masía del siglo XVII y muy cerca del Park Güell.
Calçotadas inolvidables en un emplazamiento auténtico.
Después de un festín de calçots y butifarras, queda terminar el menú con otro de los platos típicos de Cataluña, pero esta vez dulce: la crema catalana.
Sólo queda decir “Bon profit”.