La distinción de los vinos según su origen es también una novedad en las normativas oficiales de la D.O.Ca., y tiene como fin poner en valor la singularidad del viñedo de procedencia, reconocer su diversidad y establecer requisitos cualitativos que garanticen la calidad.
Así, actualmente Rioja contempla tres indicaciones relativas al origen.
Vinos de zona Refiere a las tres "subzonas" que componen el territorio de la D.O.Ca, ahora reconocidas como zonas: Rioja Alavesa, Rioja Alta y Rioja Oriental (antes denominada Rioja Baja).
Vinos de municipio Admite la mención del nombre del municipio en la etiqueta, un detalle significativo en una región con terruños muy diversos.
Viñedo singular Es la gran novedad en la categorización de los tipos de vino Rioja y distingue a aquellas cuvées cuya calidad excepcional está directamente relacionada con la procedencia, un paraje o viñedo de características muy diferenciadas, desde la perspectiva del terroir y las prácticas agrícolas.
El añejamiento de los tipos de vino Rioja El otro criterio que fundamenta las categorías de vino en esta prestigiosa denominación es el añejamiento, una condición que tradicionalmente ha definido la producción vinícola en esta región y que actualmente contempla cuatro categorías.
Genérico Aunque comprende los vinos más jóvenes (de primer y segundo año), también incluye otros que no encajan en el resto de las categorías, aun cuando hayan sido criados en roble durante períodos más o menos extensos.
La iniciativa de enólogos y viticultores que prefieren elaborar sus vinos de una manera más "libre", sin atender a las normas tradicionales del añejamiento en Rioja, contribuye a que esta categoría incorpore referencias cada vez más interesantes.
Vino Reserva En esta categoría, los tintos deben tener un añejamiento en barrica de roble de al menos 12 meses, que se complementa con otros 6 de reposo en botella.
Vino Gran Reserva Tradicionalmente, los mejores tipos de vino Rioja, de añadas excepcionales, se destinan a Gran Reserva, que requiere añejamiento de 60 meses, comprendiendo un mínimo de 24 meses en barrica y otros tantos en botella.
Para blancos y rosados, el reglamento estipula una crianza total de al menos 4 años, con 6 meses en barrica.
Es preciso añadir que la diversidad de Rioja trasciende ampliamente la categorización que hemos detallado, porque los múltiples matices, estilos y rasgos singulares que atesoran los vinos de esta región no admiten el rigor de un clasificación oficial.