La venta de los vinos producidos en la región ha aumentado un 36% en sólo un año en Madrid mientras sigue creciendo de forma vertiginosa la exportación a países como EEUU, China o Alemania, entre otros. La joya de la corona madrileña en cuanto a ventas sigue siendo el Puerta de Alcalá, de Vinos Jeromín, que tiene sus bodegas en Villarejo de Salvanés. De los 3,5 millones de botellas que se producen en la región, más de un millón proviene de esta familia de viticultores, que cuentan con varios prestigiosos premios Bacchus entre sus creaciones, como Manu (22 euros). De Puerta de Alcalá -blanco, tinto, moscatel, crianza y reserva- se venden cerca de 400.000 botellas al año. La mitad de ellas de su tinto (entre dos y 2,40 euros), un clásico ya en grandes superficies. «Trabajamos con uvas autóctonas de Madrid, blanco malvar y moscatel, y de tinto, tempranillo y garnacha», explicaba ayer Gregorio Martínez durante el XVI Salón de Vinos de Madrid. «Nuestro mejor mercado es EEUU; nuestros vinos en relación calidad-precio son inigualables, estamos exportando un 50% de lo que producimos», señala Martínez, que también destaca las exportaciones a China y Japón. De los 80.000 kilos que producen exportan allí la mitad. «A largo plazo nos interesa estar en este mercado, pero hemos tenido que establecer un máximo», explica Juan Diez Blunes, responsable de la bodega. Los vinos de Luis Saavedra son también de los más prestigiosos de la región, con sus cepas de 101 años. «Hacemos el vino con las mismas uvas que lo hacían nuestros tatarabuelos», señala Saavedra, cuyas bodegas, en colaboración con el Instituto Madrileño de Investigación y Desarrollo Rural, Agrario y Alimentario (Imidra), han conseguido rescatar variedades ancestrales, como la moscatel grano menudo. La danza del viento, 100% garnacha, es uno de sus buques insignia. Para el presidente del consejo regulador de la Denominación de Origen (DO) Vinos de Madrid, Juan Bautista, los caldos madrileños «han despegado definitivamente» y prueba de ello es que cada vez están más presentes en restaurantes de prestigio. «Madrid está de moda, por sus museos, el Real Madrid... Llevar esta bandera nos beneficia en el exterior», frente a otras denominaciones españolas que el consumidor no sitúa, explica Bautista.