Los mismos ingredientes, pero cocinados hasta conseguir un sabor totalmente distinto.
Así era la cocina de la que disfrutaban los habitantes de la antigua Roma.
El profesor de la Universidad Católica de Milán, Attilio del Re, ha desvelado esta semana en la Escuela de Hostelería La Cónsula los secretos gastronómicos del imperio en un curso enmarcado dentro de las jornadas de arqueología e historia.
A lo largo del curso, que concluye hoy, los alumnos han elaborado bajo las órdenes del profesor recetas para recrear los platos que alimentaban a la antigua Roma.
Una dieta basada en los frutos de la agricultura y ganadería mediterráneas: verduras, carne y pescado.
Son los mismos ingredientes que se utilizan actualmente, excepto los que vinieron desde América, y en aquel tiempo eran compartidos desde el Mar Negro hasta la Bretaña.
Usaban pimienta y verduras para condimentar.
Cocinaban de forma muy elaborada, manipulaban mucho los alimentos hasta desestructurarlos y así llegar a una textura final, que no tenía nada que ver con la original.
Con el sabor ocurría exactamente lo mismo, al cocer los alimentos como la carne o el pescado hasta tres veces con otros ingredientes, se conseguía un sabor totalmente nuevo.