La sidra achampanada es una variante de la sidra natural, es decir que es una bebida fermentada que se elabora a partir de zumo de manzana, solo que, a diferencia de la bebida tradicional, esta pasa por una segunda fermentación en botella que le otorga un efecto burbujeante, muy parecido al de las champañas y los cavas.
Las sidras achampanadas se clasifican en dos tipos: Sidras gasificadas y Sidras espumosas.
Al hablar de sidras gasificadas se hace referencia a aquellas sidras achampanadas cuyo dióxido de carbono contenido en la botella es agregado por los fabricantes a través de un proceso industrial denominado gasificación.
Las sidras espumosas son un tipo de sidra achampanada en las que el gas responsable de producir las burbujas es el resultado de la fermentación natural de los azúcares que forman parte de la bebida.
La elaboración de estas sidras es exhaustiva y cuidadosa, y para ello pueden emplearse dos métodos: Champanoise y Granvás.
En el primer caso, a las sidras naturales -que deben tener un grado alcohólico mayor a 6°- se les agrega levadura y se les modifica el azúcar para dar paso a la segunda fermentación en botella.
En el segundo caso, se hace exactamente lo mismo, solo que, en lugar de hacer la fermentación en botella, se lleva a cabo en depósitos.
Por otra parte, si bien, tanto la sidra achampanada como el champagne son bebidas espumosas, la verdad es que no son iguales ni lo mismo.
De hecho, existen diferencias significativas entre ellas.
En primer lugar, la sidra es hecha a partir de manzanas, mientras que el champagne es elaborado a partir de uvas.
Por otro lado, la Denominación de Origen también es distinta, es que la sidra espumosa o achampanada es asturiana, mientras que el champagne es originario de la región francesa de Champagne.
Por último, las propiedades organolépticas de ambas bebidas también son distintas.
Es que, aunque ambas tengan color amarillo pajizo y cierta transparencia, en cuanto a sabor y olor, la sidra achampanada es más afrutada y fresca que el champagne.