En Ribera del Duero tenemos mayor cantidad de sol y temperaturas más extremas que la Rioja, por lo que suele ser habitual que tengan mayor cuerpo y menor acidez los vinos de la Ribera del Duero.
Dentro de las dos denominaciones existen sub-regiones como en el caso de Rioja, existen la Rioja Baja, Rioja Alta y la Rioja Alavesa, cada una con sus peculiaridades.
Por su parte, en la Ribera del Duero podemos hablar de la zona norte o burgalesa y la sur o vallisoletana.
Debemos recordar que las uvas principales en ambos casos es la Tempranillo, pero en Rioja se trabajan de manera muy interesante otras variedades como Maturana, Graciano y Garnacha.
Otro diferencia importante es que en la Ribera de Duero solo se pueden elaborar vinos rosados y tintos, mientras que en la Rioja está permitido el vino blanco, rosado y tinto.
En Ribera del Duero Queda claro y descartado que el blanco es diferente pues en Ribera del Duero no se puede elaborar bajo el paraguas de la DO, pero en tintos la Ribera del Duero obliga a usar un mínimo en todos los vinos del deben utilizar un mínimo del 75% de Tinta del País, que así se denomina al Tempranillo que allí crece, y las variedades tintas siempre deben estar en un 95% en el vino permitiendo un 5% de Albillo Mayor, su variedad blanca, en los vinos tintos par dar un toque de elegancia y frescor.
Por último, dentro de las diferencias entre Ribera y Rioja, veremos la distinta pautas de legislación a la hora de poder llamar a un vino crianza, reserva y gran reserva en las dos denominaciones.
Aunque son iguales con matices, el Crianza (24 meses, 12 en madera y 12 en botella), Reserva (12 en barrica y 24 en botella) y por último Gran Reserva (serían 24 meses en barrica y 36 en botella), la diferencia principal es que existe el término “roble” en la Ribera del Duero y no en Rioja.
La Rioja, como el Priorat son las únicas DOC o Denominaciones de Origen Calificadas, lo que obliga a que todos sus vinos sean embotellados para su comercializarse.