EL QUESO MANCHEGO Y LAS PERSONAS MAYORES
Las personas con edad avanzada, sufen cierto deterioro en su sistema digestivo que les produce algún déficit en la absorción de los nutrientes.
El queso es un alimento rico en energía, proteínas y otros nutrientes como el calcio, magnesio, zinc, fosforo y vitaminas.
El alto contenido en proteínas del queso favorece la conservación de la musculatura, reduciendo así, el riesgo de sufrir caídas.
Además de ser beneficioso para diferentes enfermedades y favorecer una mejor respuesta inmunológica, cada 100 gramos de queso contienen 75 miligramos de calcio; seis veces más que 100 gramos de leche entera de vaca.
Por lo que ayuda a mantener la densidad mineral ósea y evita la osteopatía y la osteoporosis.
Los amantes del queso saben todo esto y saben, además, que es bueno también para la mente y para ser un poco más felices, con el placer que nos produce su delicioso sabor.
Y si es Queso Manchego mucho Mejor.
Es cierto que el queso es un alimento con un alto contenido calórico y de grasas saturadas.
Pero gran cantidad de estudios recientes muestran que sus efectos sobre la obesidad, sobre las enfermedades cardiovasculares, la hipertensión o la diabetes, son más beneficiosos que perjudiciales.
Una tapita de queso para dos, consistente en ocho cuñas de bocado, pesan 100 gramos y contienen unas 400 kcal.
El equivalente, por ejemplo, a 100 gramos de galletas, pero con tan solo un 5% de carbohidratos.
El queso manchego contiene aproximadamente un 18% de grasas saturadas.
Una deliciosa fuente de energía que nos aporta, además, ácidos grasos como el Omega-3 y el Omega-6, buenos para el crecimiento, para los sistemas inmunológico y nervioso, así como para ciertos tipos de cáncer, como el de colon.
En pocas palabras, no se puede relacionar la obesidad con un consumo moderado de queso.
El queso de oveja curado, siempre respetando la ingesta diaria recomendada, es rico en vitamina A, D, B6 y B12, así como en ácido fólico, beneficioso durante el embarazo y la lactancia.
Es recomendable quitar totalmente la corteza, ya que en está puede encontrarse algún microorganismo.
La corteza del queso manchego, tiene la misma composición que el resto del queso y se forma por desecación, debida a la diferencia de humedad relativa entre el propio queso y la cámara de maduración.
En este proceso, se suelen formar mohos, que se eliminarán mediante el cepillado.
El color, a menudo grisáceo de los quesos manchegos se debe a los restos de dicho moho que permanecen tras el cepillado.
Es muy frecuente el que el queso manchego se comercialice sin envasar, con la corteza como única protección exterior.
Por eso es conveniente quitarla, ya que supone un mal sabor y riesgo para la salud.
Solo los procesos más exigentes en higiene y frescura de la leche y en general en todo el proceso de fabricación, garantizan como resultado el mejor queso manchego, sin la necesidad de añadir lisozima que puede producir en personas sensibles reacciones adversas, por lo que está desaconsejado.