El ajo y la cebolla son dos ingredientes básicos en la cocina popular romana, simples y muy aromáticos, y con sabores intensos y genuinos. El ajo en la antigua Roma ya se consideraba un valioso ingrediente, que los legionarios utilizaban en los combates gracias a sus propiedades fortalecedoras y porque se consideraba la planta sagrada del dios de la batalla, Marte. El ajo ha sido, a lo largo del en el tiempo, un protagonista de la tradición gastronómica romana, por lo que figura en diversas recetas: el cordero a la cazadora y “a scottadito” las “puntarelle” alcachofas a la romana, los espaguetis "ajo, ojo e peperoncino" y la bruschetta. La importancia de la cebolla no es menor, es la reina de numerosos preparados, como por ejemplo sopas, salsas, risottos, tortillas y fritos, o simplemente se le acompaña con un pan de buena calidad. Con una buena tostada de pan, una cabecita de ajo, un hilo de sal, un poco de pimienta negra y mucho aceite de oliva virgen extra, se sugiere una receta tradicional, fácil y muy sabrosa: la crujiente bruschetta con ajo y aceite de Ada Boni. Se puede compartir tanto en familia como con los amigos, acompañada de una buena copa de vino de los Castelli Romani, se trata de una receta romana que se debe redescubrir. Para preparar la bruschetta se tiene que tostar dos o tres rebanadas de pan o panes cortados por la mitad, una vez preparadas, frote un poco de ajo en ellas y póngalas de nuevo al fuego durante unos minutos. En cuanto estén listas, se ponen en un plato y se salpimentan y se rocían con aceite.