El té con leche es una forma popular de servir y disfrutar del té en muchas partes del mundo, como Inglaterra, Canadá o la India.
Esta combinación es una manera perfecta de suavizar los sabores del té, especialmente las notas amargas y astringentes, más acentuadas en té negro.
La leche, además, otorga cremosidad, textura y endulza ligeramente la bebida.
No hay pautas establecidas sobre cuánta leche hay que agregar a un té en particular, sino que dependerá del gusto personal y de la variedad de té que se prepare.
Tés negros de Assam, Ceylon o Nilgiri son los tés más adecuados para preparar un buen té con leche, especialmente aquellos de hoja rota.
Los tés que no se recomiendan mezclar con leche son: té blanco, té amarillo, té verde, té oolong y té negro Darjeeling.
Para los tés aromatizados, aquellos con ingredientes y sabores dulces y especiados son los más afines a la leche o bebida vegetal.
Cada leche o bebida vegetal aportará un cuerpo y sabor diferente a la bebida final, esto nos permite tener un abanico más completo de recetas sabrosas para disfrutar del té con leche.
En definitiva, lo que sabemos con certeza es que el té se puede disfrutar de múltiples formas y que sus beneficios los obtenemos por el hábito de beberlo a diario, en cualquier variedad o preparación.
Infusiona tu té durante los minutos indicados a 95ºC.
Una vez infusionado, añade la leche o bebida vegetal al gusto.