La cebolla cruda es uno de esos ingredientes que o se aman o se odian y, normalmente, cuando sucede esto último es por el picor o por lo que les repiten a algunas personas después de comerlas. La cebolla, que aporta potasio, vitamina C y flavonoides, contiene también diversos compuestos sulfurados, que son los responsables del sabor punzante, más o menos intenso según la variedad, y de que resulten pesadas de digerir. La solución para consumir cebolla cruda y que no repita pasa por hacer algo con ella antes de comerla que elimine estos compuestos irritantes. Según la Fundación Española de la Nutrición, la cebolla es un alimento con bajo contenido energético. Las cebollas son fuente de potasio mineral que contribuye al funcionamiento normal de los músculos y del sistema nervioso. También es fuente de vitamina C, y una ración de cebolla cubre el 48 % de las ingestas recomendadas de esta vitamina. La vitamina C contribuye a la protección de las células frente al daño oxidativo, y los procesos culinarios no ocasionan grandes pérdidas sobre el contenido total de flavonoides en la cebolla. Para suavizar el sabor de la cebolla, se pueden utilizar varios métodos como el uso de hielo y limón, o sumergir la cebolla cortada en agua con sal y azúcar. También se puede aplicar calor o encurtir la cebolla para reducir su sabor intenso. Estos métodos pueden ayudar a eliminar los compuestos irritantes y hacer que la cebolla sea más digerible.