La Semana Santa inicia oficialmente con el “Domingo de Ramos”, donde los creyentes -especialmente los católicos- rememoran la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén, momento histórico donde -recibido por la multitud como un verdadero rey- fue vitoreado y saludado con ramas de palma.
Desde la antigüedad el uso de determinadas plantas ha tenido gran significancia.
Tal es el caso de la palma, que mientras en la antigüedad se utilizaba para honrar a quienes ganaban batallas y competiciones, desde el inicio de la Era Cristiana y hasta nuestros días, se emplea como signo de esperanza y vida eterna.
Durante la Semana Mayor, esas hojas, una vez bendecidas, se colocan a la entrada de las viviendas como un símbolo de devoción a Jesús.
No son amuletos para ahuyentar malas energías o desastres.
Mucho más allá de esas falsas creencias, constituyen para el cristianismo, una contundente declaración de fe.
Pero también otras muchas plantas juegan papeles importantes en distintas tradiciones religiosas, por ello hoy, daremos a conocer algunas de ellas, consideradas “simbólicas” y altamente espirituales.
Algunas de ellas son:
El muérdago, aunque ya sabemos que es altamente tóxico si se ingiere, se asocia a menudo con la magia de la época navideña;
su simbolismo data de los antiguos druidas celtas quienes veían en esa planta propiedades curativas especiales y lo utilizaban para muchas ceremonias de protección y fertilidad
Incluso en la actualidad, en ciertas naciones, muchas personas tienen la convicción de que el muérdago simboliza amor, paz y unión y consideran cree que si una pareja se besa debajo de una de estas ramas, su relación será duradera y feliz.
En América, sobre todo para los indígenas huicholes de México y los integrantes de los pueblos nativos de Estados Unidos, el peyote “es una planta sagrada que -según dicen- les ayuda a comunicarse con Dios”.