La fruta más antigua del mundo es el higo, conocido científicamente como Ficus carica.
Estudios realizados por las universidades de Harvard y Bar-llanque han revelado evidencia de su cultivo hace más de 11.000 años en el valle de Jordan.
Desde entonces, el higo ha sido una parte crucial de la alimentación humana a lo largo de la historia, siendo una fuente importante de nutrientes y sabor en diversas culturas y civilizaciones.
Argentina, Brasil, Perú y Chile son los cuatro países de Sudamérica donde se cultiva el higo.
La producción de higos en estos países no solo satisface la demanda interna, sino que también abastece un mercado internacional en constante crecimiento, según informa el diario La República.
Algunos de los principales productores mundiales de higos son Turquía, Egipto, Argelia y Marruecos.
El higo es un fruto ampliamente reconocido no solo por su delicioso sabor y su rica historia, sino también por los diversos beneficios que ofrece para la salud.
Según estudios publicados en el Journal of Medicinal Plants Studies, este fruto es una excelente fuente de fibra, lo cual es fundamental para mantener un sistema digestivo saludable y regular.
Además, el higo es una fuente natural de vitaminas C y K, que son antioxidantes importantes para el cuerpo humano, ayudando a fortalecer el sistema inmunológico y a combatir los radicales libres.
En cuanto a los minerales, el higo contiene una notable cantidad de calcio, esencial para la salud ósea, así como hierro y potasio, que son clave para diversos procesos fisiológicos, incluyendo la función muscular y la regulación de la presión arterial.