Retiene los nutrientes en la carne.
Bueno, asar a la parrilla, conserva y sella la riboflavina y la tiamina dentro de cada porción.
Estos son dos tipos de vitamina B cuya función es aportar anergía a través de las síntesis de los alimentos.
Menos grasa, más salud.
Esa es una premisa de la cocción a la parrilla.
Lo consigues al colocar las carnes en el asador.
Específicamente, porque hace que la grasa destile y no se absorba.
De esta forma, eliminas el colesterol malo y disminuye el contenido calórico.
La comida tiene un sabor insuperable.
El esfuerzo que haces, indudablemente, se ve recompensado con el sabor.
Es tan único que cualquiera puede pensar que tienes un secreto.
La caramelización activa las moléculas de azúcar en los productos que usas para cocinar la carne, como los condimentos, salsas y adobos.
Con este método las temperaturas altas suprimen la necesidad de cocinar con aceite, mantequilla o salsas.
Para conseguir un sabor inigualable solo debes controlar el calor al que sometes tus productos.
La idea de cocinar a la parrilla es salir del entorno en el que te encuentras normalmente.
Por esto, hacerlo al aire libre es algo inherente a esta técnica de cocción.
Claro, desiste si hace mucho frío o llueve a cántaro.
De lo contrario, no dudes en salir al patio.
De este modo, tu cuerpo se beneficiará de la vitamina D del sol.
Es decir, que absorberá más minerales y mantendrás tus huesos y músculos sanos.
El aire fresco te brindará otros beneficios:
Limpiará tus pulmones.
Mejorará tu estado de ánimo.
Aumentará tu capacidad de concentración.
Renovará tus células.
Y lo mejor de todo: aportará bienestar a tu mente.
Si cocinas con compañía, las charlas y las carcajadas disminuirán el estrés.
Por esto, las parrillas son un gran plan para olvidar los problemas.
Te sacarán de tu zona de confort, ya que te involucrarás con el proceso, la comida y su sabor.