A la hora de tomar vino es importante servir el vino a la temperatura adecuada dada su importancia.
Evita un vino muy frío.
Evita un vino del tiempo.
Es decir, que el vino debe servirse ligeramente frío, o fresco.
Durante mucho tiempo se ha hablado de que el vino se debe tomar a temperatura ambiente, pero esto tenía sentido cuando la temperatura ambiente era inferior a la de hoy en día.
No sólo por el cambio climático, sino porque ahora con aislamientos y calefacciones vivimos a una temperatura muy superior a la de hace, por ejemplo, 50 años.
Hay que tener en cuenta que cualquier líquido, cuando está más caliente, desprende más aromas, pero también se nota con más fuerza la presencia del alcohol.
Si estamos ante un vino de gran calidad es conveniente tomarlo a una temperatura de entre 16-18º, para disfrutar toda su gama de aromas, mientras que un vino más sencillo se puede tomar entre 12 y 14º, para que la sensación alcohólica no nos arruine la experiencia.
Un vino demasiado frío parecerá siempre carente de aromas y sabores ya que las sustancias aromáticas en el no alcanzan la temperatura necesaria para volatilizarse y ser percibidas por nuestro olfato.
Un vino demasiado caliente en cambio, resultará alcohólico, ya que el alcohol se volatiliza en cantidades más grandes a medida que aumenta la temperatura, tapando el resto de aromas.
Debemos dejarlo respirar antes de beber, el vino tiene que tomar su tiempo.
Nunca es conveniente sacar la botella de la bodega para ponerla directamente en la mesa.
Lo primero que debes elegir es una buena copa o la copa correcta, siempre puedes usar un vaso, o cualquier otro recipiente, pero si te decantas por una copa te indicamos cómo hacerlo.
Siempre sostén la Copa por el tallo y no por el balón, sostener una copa de vino por el balón lo calentará demasiado rápido.
Sirve aproximadamente unos 40 mililitros de vino en la copa, huélelo, y prueba algunos sorbos de vino antes de tomar una copa.
El vino siempre tiene un mejor sabor cuando lo tomas a sorbos cortos.
Una vez probado siente el aroma del vino, girando la copa para que quede más expuesto al aire.
Así intensificarás su aroma.
La copa siempre se sujeta por el tallo, así evitarás calentar el vino y parecerás mucho más entendido y elegante, incluso guapo.