geen vino vale para cocinar, un vino de precio medio es suficiente para aportar sabor y no hay por qué malgastar una botella de lujo. El objetivo es encontrar un equilibrio entre calidad y precio, ya que algunos aromas y complejidades de los vinos caros se pierden durante la cocción. Puedes usar uno corriente, pero no vale todo.
Si es pésimo o está oxidado puede arruinar la receta, así que es importante que sea bebible, aunque no necesariamente costoso.
Algunos defectos leves, como una ligera reducción, no lo invalidan, puesto que al hervir esas notas molestas se disipan.
Es importante recalcar el adjetivo “ligera”, porque si la carga reductiva es alta el cocinado no la eliminará.
Algo similar sucede con el alcohol, que no siempre se evapora completamente.
Requiere cocciones muy largas, a veces incompatibles con la propia elaboración del plato.