La fabada es el plato más típico y reconocible de Asturias. Su elaboración no es complicada, tan solo hay que dedicarle tiempo y, especialmente, emplear ingredientes de calidad de origen asturiano. Siguiendo estos consejos y sumando a la puesta a punto un poco de cariño a buen seguro saldrá un plato para chuparse los dedos que evocará a la 'tierrina'. La IGP Faba Asturiana garantiza la procedencia del producto que se conoce como 'faba de la granja'; todo lo que certifica cuenta con un sello identificativo. La noche anterior a preparar la fabada hay que dejar la cantidad de faba que se vaya a utilizar a remojo en abundante agua fría en una pota, paso que no será necesario si se emplea faba fresca. Calcular entre 130 y 140 gramos de fabes por persona es lo más habitual. Para optimizar recursos y buscar la perfección hay que preparar la fabada en un recipiente que sea más ancho que alto. Utilizar agua mineral embotellada para la cocción garantiza homogeneidad, un sabor más suave y acelera la cocción. Primer paso del cocinado: primero se echan les fabes y, cuando empiece a hervir y se baja la potencia del fuego, se echa un chorrín de aceite y pimentón dulce y se incorporan el tocino y el lacón enteros. Cuando añadimos les fabes a la pota, esta deberá estar a fuego fuerte. La sal se echa al final. Será poca aunque la pota esté muy llena porque se compensa con el compango. De, al menos, media hora y lejos del fuego para frenar la cocción.