El chocolate lo podemos armonizar con bebidas alcohólicas o no, como café, aguas minerales preferiblemente con gas, té, infusiones y kombuchas.
En el caso de las alcohólicas le van bien los espumantes, los vinos rosados, los portos, brandy, jerez, por ejemplo.
En el terreno de los destilados, con o sin añejamiento hacen una dupla maravillosa aventúrese con ron, whisky, vodka, pisco, mezcal, cocuy, grappa, orujo, cañazo, entre otros.
Un punto importante es que se complica mucho establecer la armonía cuando los destilados tienen hierbas o semillas, por eso casarlo con el gin es tan complejo.
Si el chocolate es muy amargo, como los que tienen altos porcentajes de cacao que suelen ser también menos grasosos, le van bien los espumantes brut, los vinos rosados afrutados, algunos tintos con algo de guarda cuyos descriptores son altos en frutas rojas o frutos secos.
A los rosados frescos le van bien los chocolates oscuros de 60 a 70 por ciento de cacao.
Los destilados sin añejamiento, como el pisco, el mezcal (no reposado), cañazo, vodka, grappa, orujo, por ejemplo, tienden a combinar bien con chocolates con leche de alto porcentaje de cacao, de esos que dicen que tienen 50% o más.
En los destilados con añejamiento se complica el tema, porque depende del tiempo que el líquido ha estado en contacto con la madera y el tipo de madera usado.
Sin embargo, esbozando algo muy genérico las tabletas con cacao del 60 al 80 por ciento, que sean ligeramente más grasosas y elaboradas con algún tipo de azúcar no refinada, hacen match con los rones, whiskys (en todas sus variedades malta, de grano o blended), tequila o mezcal reposado.
También aplican los rones con café o naranja, así como los licores a base de whisky.
Un buen porto tawny por ejemplo, parece que nació para casarse con un buen chocolate oscuro.