Si nos preguntaran dos denominaciones de origen del vino, probablemente las dos que primero se nos vendrían a la cabeza serían la Denominación de Origen Calificada Rioja y la Denominación de Origen Ribera del Duero.
La Denominación de Origen Calificada Rioja hace referencia a ciertos vinos de gran calidad que se producen en distintas comunidades autónomas del norte: La Rioja, País Vasco, Navarra y Castilla y León.
La alta calidad de estos vinos se debe a una cuidadosa elección del tipo de uva que se escoge para producir cada botella, ya sea vino tinto o vino blanco.
Los vinos que se engloban bajo la Denominación de Origen Calificada Rioja son frescos, suaves, aromáticos y muy versátiles, algo que marca la diferencia entre vino Rioja y Ribera.
La Denominación de Origen Ribera del Duero engloba a ciertos vinos de gran calidad que proceden de los alrededores de la cuenca del Duero que secciona horizontalmente el territorio de Castilla y León desde los campos de San Esteban de Gormaz, en Soria; hasta los de Quintanilla de Onésimo, en la provincia de Valladolid.
Los vinos Ribera del Duero tienen una graduación superior a los vinos Rioja.
El aroma del tinto de Rioja suele ser más fresco y nos evoca a los frutos rojos.
El Ribera del Duero se caracteriza por un aroma mucho más intenso que nos hará recordar a la fruta negra.
El tinto de Rioja suele ser más versátil, pudiendo maridar incluso con pescados azules.
El tinto de Ribera del Duero, al ser más intenso, suele acompañar más a carnes y platos más intensos.