Aunque en Portugal también se crían cerdos ibéricos, tienen su propia forma de elaborar el jamón, la más popular consiste en cortarle la pezuña y dejarlo secar cubierto de pimentón, es el conocido como ‘presunto’, que normalmente es de cerdo blanco. Ahora bien, en la región del Alentejo, prolífica en paisajes adehesados, también se elabora un jamón ibérico más pequeño que el español, pero con similares características de curación. Uno de los “equivalentes” extranjeros del jamón ibérico más populares es el prosciutto di Parma italiano, cuyo sabor nada tiene que ver con el ibérico español.
Dentro de los numerosos tipos de jamones que se elaboran en Francia, el de Bayona es el más afamado y consumido, su proceso de curación con sal es similar al del jamón ibérico de bellota, pero la gran diferencia radica en la raza de cerdo empleada. Compartida entre Francia, Bélgica y Luxemburgo, la bella región de Ardenas cuenta con su propio “equivalente” del jamón ibérico, que se elabora a partir de los cerdos de la zona y que se somete a un proceso de ahumado en frío antes del secado. Si hablamos de los “primos” del cerdo ibérico no podemos olvidar a los mangalica húngaros, una raza autóctona de este país del este de Europa, sus pezuñas son negras y eso puede llevar a confundir sus jamones con los pata negra españoles, pero no tienen nada que ver.