El primer nace de un assemblage de cabernet sauvignon y merlot y es un rosé de perfil más clásico, engalanado en sutiles notas de frutos rojos y con una delicada acidez, idóneo para el maridaje con vinos rosados para platos de pasta e incluso arroces secos, como la popular paella.
El segundo asocia cabernet sauvignon y tempranillo de cultivo orgánico y tiene un perfil más intenso, por lo que resulta quizás más versátil en la mesa: se adapta al maridaje con vinos rosados para la degustación de pescados azules, aves de caza (perdiz, faisán, pichón), carnes blancas... además de arroces y pastas.
Sin salir de Cataluña, la pinot noir también ofrece un rosado de perfil sutil en Viñas de Anna Pinot Noir, que con sus finos matices de fresa, cerezas y frambuesa sugiere armonías delicadas para el maridaje con vinos rosados con platos elaborados a partir de legumbres y pescados con salsas ligeras.
La tempranillo, por su parte, protagoniza –en compañía de la cabernet sauvignon– el Nuviana Rosado, un vino joven de notable carácter que afronta sin riesgo platos de sabor intenso, como guisos de bacalao, arroces marineros y embutidos.
Incluso es idóneo para el maridaje con vinos rosados de algún plato picante, como unos tacos mexicanos aderezados con chile.
En la Ribera del Duero, la bodega Legaris acaba de lanzar al mercado dos nuevos vinos rosados: Legaris Rosado, 100% tinto fino, es un vino muy versátil que combina perfectamente con el maridaje perfecto de tapas, platos frescos, ensaladas y pasta.
Y un rosado de altura en su colección de Vinos de Pueblo, Olmedillo de Roa Rosado, una elaboración del vino rosado con las variedades autóctonas tinto fino y albillo, es un vino que sorprendentemente ganará en los próximos 2-3 años, y funciona muy bien para el maridaje con vinos rosados con carnes blancas, pasta y marisco.
Valgan todos ejemplos para abrir boca y dar fe de la versatilidad de una tipología que ofrece muchas más alternativas en la mesa de las que se le suponen.
Rosé diferente, es perfecto para medirse con los mejores crustáceos, como cigalas, langostas, centollos y bogavantes.