Es dañina para la salud del corazón: el consumo de azúcar, además de elevar los triglicéridos, disminuye los niveles del colesterol bueno (HDL) y aumenta los del malo (LDL).
Favorece el aumento de peso: además de aportar calorías vacías, carentes de vitaminas, minerales y fibra, favorece la acumulación de grasa abdominal.
Perjudica la salud bucal: las bacterias que habitan en la boca al estar en contacto con azúcares, generan un ácido que ataca los dientes durante 20 minutos o más, ayudando a la aparición de caries.
Causa problemas metabólicos: cuando la hiperglucemia (nivel elevado de azúcar en la sangre) es frecuente y sostenida en el tiempo puede ocasionar resistencia a la insulina y/o pre diabetes.
Favorece el desarrollo de Alzheimer: junto con acelerar el proceso de envejecimiento, su consumo en exceso inhibe la proteína responsable de la formación de nuevos recuerdos, lo que estaría vinculado con el desarrollo del Alzheimer.
Puede dañar tu hígado: cuando el exceso de azúcar no utilizado como energía se almacena ahí de forma constante, formando grasa en su interior, lo que resulta en una esteatosis hepática, enfermedad también conocida como “hígado graso”, el mismo efecto que obtiene una persona que abusa del alcohol.
Genera problemas a la piel: afecta negativamente las fibras de proteínas de colágeno y elastina, componente que mantienen la piel firma y elástica.
Por otra parte, también se relaciona con la aparición de acné, ya que dicho problema cutáneo sería un tipo de respuesta inflamatoria del cuerpo ante las alzas de insulina.
Si el sistema inmunitario de la persona, además está débil y no detecta dichas células, el desarrollo de la enfermedad es casi inminente.
El azúcar genera en el organismo un ambiente favorable para el desarrollo de células cancerígenas, contexto apropiado también para su multiplicación.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda para un adulto de peso saludable, una ingesta de azúcar que equivalga a no más de un 10% del total del consumo calórico diario, lo que correspondería aproximadamente a unos 50 gramos o doce cucharaditas.
Sin embargo, acota que el ideal es un consumo menor al 5% (25 gramos o seis cucharaditas), sobre todo en casos de sobrepeso.