Si bien en cantidades mínimas no causan efectos significativos, su ingesta excesiva y frecuente puede producir algunas reacciones indeseadas en el organismo.
Las personas que ingieren este ingrediente todos los días tienen un alto riesgo de sufrir de diabetes en comparación con aquellos que eligen las harinas integrales.
Esto se le atribuye a los desequilibrios que produce en la glucosa de la sangre, la cual interfiere en las funciones que transforman las proteínas en fuentes de energía para el cuerpo.
Estas sustancias, que elevan la glucosa en la sangre, alteran la química del cerebro y producen una sensación de cansancio físico y mental.
Lejos de brindarle energía al organismo, generan sensación de fatiga y somnolencia.
Esto explica por qué, tras comerlas, algunos se sienten bajos de ánimo y con la necesidad de tomar una siesta.