Los vinos tintos rubí son los vinos más saludables, con más antioxidantes que todas las otras variedades.
Esto porque las cáscaras de la uva no se eliminan durante la fermentación.
Los antioxidantes que brindan las cáscaras oscuras, como las procianidinas, han sido asociados con beneficios para la salud, incluyendo protección contra enfermedades cardíacas y, posiblemente, longevidad.
Los expertos señalan que los vinos del suroeste de Francia y Cerdeña suelen tener niveles más altos de procianidinas.
En promedio, los vinos de estas dos regiones tienen cinco veces más procianidinas que los vinos de España, América del Sur, Estados Unidos y Australia.
Después de los rubí secos, tu mejor apuesta es el vino naranja, que se ha descrito como «vino blanco hecho como tinto».
En la elaboración del vino blanco, la cáscaras generalmente se eliminan justo después de aplastar las uvas.
En los vinos naranja, que se elaboran con uvas verdes, las cáscaras permanecen en contacto con el jugo, dando como resultado un vino con un tono anaranjado.
Además del color, las cáscaras otorgan antioxidantes en abundancia que son buenos para ti.
Te recomendamos comprar vino orgánico, pues es mejor para el medioambiente y para evitar los residuos de pesticidas.
Cualquiera que sea el tipo, elige orgánico siempre que puedas.
Las pautas actuales de nutrición y salud recomiendan un máximo de una bebida al día para las mujeres y dos para los hombres.
Para el vino, una bebida se define como un copa de 150 ml, que es un poco menos del tamaño de un recipiente de yogur.
Una ingesta alcohólica superior a la moderada aumenta el riesgo de enfermedad cardíaca y se relaciona con un mayor riesgo de cirrosis hepática, presión arterial alta, cánceres del tracto gastrointestinal superior y accidente cerebrovascular.
También es importante señalar que incluso con moderación, el vino y otros tipos de alcohol se asocian con un mayor riesgo de cáncer de mama.
Además, un nuevo estudio concluyó que más de cinco bebidas a la semana pueden acortar la duración de la vida.
Esto significa que la cantidad que bebes es más importante que lo que bebes.
Y si tienes antecedentes familiares de cáncer de mama, no beber en absoluto puede ofrecer la mejor protección.
En cuanto a los antioxidantes protectores en el vino tinto, puedes obtenerlos de uvas enteras oscuras o agregar un toque de jugo de uva Concord a tu vaso de agua.