Son muchos los tipos de vinos espumosos que podemos encontrar alrededor del mundo.
Las variantes que nos pueden resultar más conocidas son tres: prosecco, champán y cava.
Es uno de los vinos espumosos más conocidos y que cuenta con mayor reconocimiento y aceptación.
Para elaborarlo es importante seguir un método tradicional que es exactamente igual al que se utiliza para el Champagne.
El cava está protegido por la Denominación de Origen.
Son más de 33.000 las hectáreas que cubren esta denominación de origen y se encuentran situadas en el nordeste de España específicamente en la zona de la comarca del Penedès, conformada por 160 municipios.
Sin embargo, también se dan otras muchas zonas de España en la que la producción de cava es importante.
Es por eso, por lo que el origen de este producto es español.
Al igual que cama se trata de un vino espumoso de origen italiano.
Para su elaboración, se emplean las uvas glera una variedad bastante específica y que en su día recibió el nombre de “uvas prosecco”.
Como consecuencia de la utilización de esta variedad, se obtiene un vino seco o incluso extra seco.
De igual manera es ligero o refrescante y presenta notas cítricas que pueden recordarnos a la pera, así como un gran aroma.
Se trata probablemente del vino espumoso más conocido a nivel mundial.
El método empleado para su elaboración es el champenoise, propio de la región de Champagne, de la cual recibe su nombre.
Esta zona se encuentra a 150 km de París en el nordeste de Francia y se trata de una comarca que integra 319 municipios y cuya tradición vinícola es increíblemente extensa.
El origen de este producto es francés.
Cabe mencionar que esta es una de las zonas más caras para vivir en cuanto a lo que el terreno se refiere.
Este vino también se encuentra amparado por la Denominación de Origen Controlada AOC Champagne.
Para preparar este tipo de vino, tan solo pueden utilizarse las uvas que se encuentren bajo esta denominación de origen y que procedan de esas 34.000 ha de viñedos.
Lugar de origen
Como ya hemos mencionado con anterioridad, cada uno de estos productos, ha sido elaborado en un lugar distinto, lo que afecta al resultado final obtenido.
El clima de la región o de la zona en la que se encuentra el viñedo modifica el nivel de maduración de las uvas.
En el caso de Francia, que cuenta con temperaturas más frías, obtienen uvas con mayor acidez y es por eso por lo que la frescura del champagne es mayor.
En España, por otro lado, contamos con temperaturas más altas, sobre todo en la región mediterránea, por lo que la maduración requiere mayor tiempo.
Las uvas presentan mayor cantidad de azúcar, así como sabores y aromas propios de la fruta madura.
Son muchas las diferencias existentes entre estos tres vinos espumosos.
Como ya mencionado con anterioridad, el prosecco presenta sabores más afrutados que nos pueden recordar a la pera o a la manzana.
Produce una sensación de frescura en la boca muy potente, además de que es efervescente sin resultar pesado.
Por otro lado, si hablamos de complejidad de aromas y sabores, estaremos decantándonos por el cava.
Esta bebida sufre una fermentación doble dentro de la botella y se mezclan sabores muy intensos, de lima o manzana, junto con el aroma propio de los frutos secos.
Las burbujas resultan más delicadas que en el caso del prosecco, pero esta sensación es más duradera e intensa.
En tercer lugar, tenemos al rey de los espumoso: el champagne.
Para elaborar esta bebida son necesarios tiempos muy largos de envejecimiento dentro de la botella, de esa manera logramos que los aromas y los sabores resulten más complejos e intensos.
Al mismo tiempo que nos puede recordar a los frutos secos, el champán también puede aportar toques, ácidos propios de la fruta o incluso a pan brioche o tostado, lo cual se debe al desarrollo de levaduras durante la segunda fermentación.
Al catar el champán encontramos burbujas que no presentan sabores demasiado persistentes, pero sí una sensación muy cremosa, lo cual lo convierte en un vino espumoso muy elegante.
Además de las diferencias que hemos visto relacionadas con la Denominación de Origen de cada uno, el tipo de uva que se emplea para su elaboración y el clima, suelo y entorno en los que se producen, también existen diferencias en su precio.
No se trata de una diferencia tan marcada, pero es cierto que el Champagne presenta un precio de mercado más alto en comparación con el del cava o el del prosecco.
Por otro lado, en lo que se refiere al volumen de exportación de cada vino, está bastante compensado.
En un principio, el Champagne superaba en producción y exportación a las otras dos variedades, pero actualmente la balanza está equilibrándose a favor del cava.
Como habréis podido comprobar estos tres tipos de vinos espumosos son muy diferentes ya que los factores que inciden en su sabor y aroma son numerosos.
Por eso confiamos en que esta guía te sea de gran utilidad a la hora de decantarte por uno u otro haciendo uso de las características que presenta cada uno de ellos.