Tanto la trucha como el salmón son pescados grasos, con colores de carne similares: de un melón encendido muy atractivo. Ambos son ricos en grasas buenas y aminoácidos saludables, como el Omega 3 y 6. Son pescados de carne sabrosa, y ampliamente consumidos en casi todo el mundo.
Pero, ¿acaban ahí sus similitudes y diferencias?
Nutricionalmente sus valores son similares. Casi 20 gramos de proteína por cada 100 gramos de carne, y entre 70 y 80% de agua.
Respecto de la cantidad de grasa: ambos contienen entre 2 y 3 gramos de grasa por cada 100 gramos de producto; pero el salmón contiene 180 calorías, mientras que la trucha solo 110 calorías.
Punto para la trucha, si pensamos en dietas bajas en calorías.
Y si hablamos de costo: el salmón ahumado puede costar 10 veces más que la trucha.
Quizás la mayor ventaja del salmón sea que, por su tamaño, acumula más grasa y tiene un sabor “más dulce”, lo que lo vuelve ideal para consumirlo crudo.
La trucha en cambio suele tener muchas espinas y se la prefiera cocida.
Cuestión de gustos, por supuesto, y de poder adquisitivo.
O quizás sea tiempo de poner en balanza ciertos valores, como el consumo local y el cuidado ambiental.