Las sardinas y el salmón, ambos pescados azules, concentran beneficios en el sistema nervioso, cognitivo y cardiovascular. Particularmente dentro de los azules se encuentra el que se considera más saludables: hablamos de las sardinas, la cual según un información de Clinical Nutrition está inclusive por encima del salmón, el otro de los pescados más saludables, también correspondiente a la misma clase. Son excelentes fuentes de EPA y DHA, los cuales disminuyen los triglicéridos, lípidos que en alto nivel pueden comprometer las paredes arteriales. Altos en vitaminas tipo B, importantes en el sistema nervioso y esenciales en la conversión de alimentos en energía. También aportan vitamina D, esencial para la salud ósea y la regulación del calcio en el cuerpo. Su aporte de omega-3 puede mejorar la función cognitiva y reducir el riesgo de trastornos degenerativos cerebrales, como el Alzheimer. Impactan positivamente en la salud ocular, reduciendo el riesgo de degeneración macular asociada a la edad. Alivian síntomas de enfermedades inflamatorias como la artritis. Ambos concentran un alto valor graso, razón por la cual son ricos en omega-3. Con respecto al salmón, emerge como una alternativa igualmente beneficiosa y, por su menor contenido de mercurio, se posiciona como una opción más segura y accesible para el consumo regular.