Hacer nuestro propio queso no solo es posible, sino que es, además, mucho más sencillo de lo que parece.
En esta ocasión prepararemos un queso fresco, una alternativa de sabor suave y textura ligera y cremosa que podremos preparar con solo tres ingredientes.
Para ello, usaremos leche fresca pasteurizada, la cual calentaremos y haremos cuajar con la ayuda de un ácido.
Este, que puede ser tanto zumo de limón como vinagre, hará que nuestra leche se divida en una parte de suero y otra de cuajo, siendo esta última la base de nuestro queso.
Eliminaremos por completo el suero filtrándolo con un trapo o gasa, para después pasarlo a un molde y que coja la clásica forma y textura de un queso fresco.
Una vez preparado, este queso puede servirnos de cientos de maneras, ya sea para comerlo en ensaladas, para coronar unas tostadas en el desayuno, como ingrediente para canapés o incluso como postre, acompañado con algo de azúcar, miel, frutos secos o fruta.
Esta sencilla receta consiste en calentar leche y cortarla, agregando vinagre o jugo de limón, provocando la separación del suero y la cuajada.
El resultado es un queso suave, húmedo y de un sabor sutil que nos será de enorme utilidad en la cocina.
Su elaboración solo requiere de leche entera, vinagre blanco (o jugo de limón) y sal, y el proceso es simple y rápido, ideal si quieres conseguir tu propio queso casero sin complicaciones.