La víspera, dejamos los judiones en remojo en un bol grande con agua abundante.
Tened en cuenta que por su gran tamaño absorben mucho por lo que será necesario prever que tengan espacio y agua suficiente para no encontrarlos secos cuando los vayamos a cocinar a la mañana siguiente.
Por la mañana, tiramos el agua y ponemos a cocer los judiones con los chorizos enteros y el lacón y la panceta cortados en trozos en una olla con agua suficiente para cubrirlos y un poco más.
Añadimos el laurel, la cebolla y las pimientas y dejamos que se cuezan a fuego lento -sin remover- durante dos horas y media.
Mientras, en un cazo aparte cocemos la morcilla para que no quede muy fuerte durante 30 minutos y la reservamos.
Vamos probando los judiones hasta que estén perfectos de punto.
Serán necesarias unas tres horas aproximadamente, dependiendo del fuego y la calidad de las legumbres.
Una vez en su punto, metemos dentro la morcilla y las tajadas de carne de ibérico y damos un último hervor de cinco minutos.
Los judiones de la Granja con sacramentos, contienen todo lo necesario para servir como plato único.
Con un buen vino tinto y un poco de pan, seréis muy felices.
Es recomendable disponer de una tarde tranquila para hacer bien la digestión y reposar este delicioso manjar.
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