El chocolate es rico en minerales, destacando el manganeso, cobre, magnesio y hierro. Aunque, por su contenido en oxalatos, no puede ser considerado una buena fuente de hierro. También contiene vitaminas del grupo B. Pero, como se trata de sustancias muy sensibles al calor, un chocolate que haya sido sometido a temperaturas superiores a 45ºC no será tampoco una buena fuente de este tipo de micronutrientes. Lo que más destaca es su contenido en antioxidantes. En este sentido, se ha visto que el chocolate tiene numerosas sustancias protectoras y una mayor actividad antioxidante que muchas frutas, incluidos los frutos del bosque. Otro aspecto del chocolate es que ha demostrado capacidad para reducir la resistencia a la insulina. Esto se debe a la presencia de polifenoles y, evidentemente, no funciona si el chocolate lleva un exceso de azúcar. La cantidad de azúcar del chocolate variará según su porcentaje de cacao, es decir, un chocolate que tiene 80% de cacao tendrá aproximadamente 20 g de azúcar por 100 g. En mi opinión, un buen chocolate comienza a partir del 80% de cacao. Por un lado, porque a menos cacao, más de azúcar y, por otro lado, porque a menos cacao, menos polifenoles y antioxidantes. El chocolate es muy calórico y tiene sustancias estimulantes, por lo que tomarlo con mesura es una condición importante si quieres beneficiarte de él. Verás que esto es mucho más fácil si el chocolate en cuestión es puro. El cultivo convencional de cacao permite el uso de muchos agrotóxicos y, también, de hasta un 5% de grasas vegetales, más baratas que la manteca de cacao. Cuando el chocolate está elaborado a partir de cacao de cultivo ecológico, nos aseguramos que no estén presentes estas sustancias perjudiciales para la salud. Para que se cumplan estos requisitos, debemos entender que tendremos que pagar un precio, probablemente más alto del que estamos acostumbrados.