¿Cómo se prepara la cebolla frita crujiente?

Combina el aceite y la cebolla cortada en una olla de 2 cuartos y coloca a fuego medio. Cocina las cebollas durante unos 90 minutos o hasta que haya muy pocas burbujas y las cebollas tengan un color marrón dorado profundo. Reduce el fuego si se doran demasiado rápido. Usando una cuchara ranurada, retira las cebollas del aceite y colócalas en una bandeja forrada con un paño o plato. Deja que se escurran completamente, unos 10 minutos. Guarda las cebollas en un recipiente hermético a temperatura ambiente hasta por 7 días. Espera hasta que el aceite se enfríe completamente a temperatura ambiente. Ahora puedes reutilizar este aceite pasándolo a través de un colador de malla fina y en un recipiente hermético. Guárdalo en el refrigerador y úsalo cuando necesites aceite y quieras añadir un rico sabor a cebolla a la comida.

La cebolla frita es un aderezo delicioso que se puede hacer en casa de manera sencilla utilizando el microondas. El secreto de su sabor crujiente radica en la grasa del aceite, que cocina la cebolla hasta caramelizar sus azúcares y potenciar sus sabores. Para hacer cebolla frita crujiente, se necesitan solo tres ingredientes básicos: chalotas, aceite y sal. La chalota es ideal para este aderezo porque es más dulzona, se corta con facilidad y tiene un aroma fragante. El proceso implica pelar y cortar las chalotas en tiras finas, mezclarlas con aceite en un recipiente apto para microondas y calentar durante intervalos hasta que estén doradas y crujientes. Una vez cocida, la cebolla se saca con una espumadera y se deposita en papel de cocina para escurrir el exceso de aceite y enfriar. Es importante tener en cuenta que los tiempos de cocción pueden variar según la potencia del microondas y el grosor de las tiras de cebolla. La cebolla frita crujiente se puede conservar durante unos tres o cuatro días en un recipiente hermético. Se puede utilizar como aderezo para una variedad de platos, incluyendo ensaladas, sándwiches, pizzas, gazpachos y más. Aporta un sabor y textura crujiente fantástico a cualquier dish. La cebolla frita es un acompañamiento popular para perritos calientes, hamburguesas y todo tipo de bocadillos.

La cebolla frita crujiente es un complemento ideal para multitud de platos tanto de comida rápida como para elaboraciones tradicionales ya que equilibra y realza los sabores de muchas recetas aportando un punto sabroso con un toque crujiente. Podemos usarla desde en sándwiches, hamburguesas y perritos calientes hasta en ensaladas, sopas y cremas. Las claves para lograr una cebolla frita crujiente perfecta se encuentran en cortar la cebolla muy finita, en la temperatura del aceite que debe ser la adecuada y en retirar la cebolla de la fritura en el momento justo, cuando esté dorada, pero aún tierna, evitando que se queme. Una vez fría y bien escurrida, adquirirá su textura crujiente, no mientras se cocina. Comenzamos pelando y cortando 2 cebollas en rodajas finas procurando que sean del mismo grosor. Calentamos 250 ml de aceite de oliva suave en una sartén y cuando este alcance la temperatura para freír, caliente pero sin que llegue a humear, echaremos cuidadosamente un puñado de rodajas de cebolla. Dejamos freír la cebolla durante unos minutos mientras la vamos removiendo y separando. Una vez comience a estar dorada, aunque esté blandita, la retiramos del aceite y la colocamos sobre papel absorbente para eliminar el exceso de aceite. Es importante evitar amontonar y separar las rodajas de cebolla entre ellas sobre el papel absorbente para que se vayan poniendo crujientes una vez se enfrían.