Si el risotto se elabora con crustáceos, tendrá una tendencia dulce bastante perceptible que deberá ser equilibrada por un vino blanco fresco con un aroma afrutado y floral bastante intenso y suave.
Si el risotto se enriquece además con mariscos, las sensaciones gustativas-olfativas son más completas y, por tanto, es necesario combinar vinos blancos, pero con aromas más intensos y variados, suaves, cálidos, frescos, sabrosos y de estructura media como La Emperatriz Gran Vino Blanco.
Si la base del risotto son productos vegetales, conviene recordar que hay que seleccionar vinos con cierta tendencia dulce, como el Freixenet Malvasia Dulce.
El arroz cantonés es una mezcla de varios sabores: el arroz es bastante neutro, pero las verduras y los trozos de carne aportan una explosión de sabor muy apreciable.
Las texturas también son diferentes: entre el fondant del arroz, la ternura de la carne y el crujiente de las verduras.
Habrá que optar por un vino blanco seco, más bien ligero y poco aromático, con una bella mineralidad y un punto de cuerpo.
Su explosión cruda en el paladar está en perfecto equilibrio con los múltiples sabores del arroz cantonés.
Un vino ideal puede ser el Pata Negra Semi-Seco.
Vino Blanco Val D ’Eco Cabernet Sauvignon & Syrah es un vino con una relación calidad/precio difícil de superar.
Acidez justa, no solo por la variedad de uva sino también por su tipicidad en la copa.
Es joven, fresco y fragante.
Con el vino tinto se le da al arroz sustancia, fuerza y tradición, por ejemplo con el vino Oxuel Supurao Tinto.
Joven, fresco, afrutado y con poco alcohol.
Quizás, aquí también haya una octava demasiado estructurada, pero por qué no intentarlo.
En cuanto a los arroces, puedes empezar con una sencilla y sabrosa ensalada de arroz.
Nuestros consejos te facilitarán la búsqueda del vino adecuado para combinar.
La ensalada de arroz tiene tres componentes fundamentales: una estructura ligera, una tendencia suave, dada por el almidón del arroz principalmente, y una buena aromaticidad dada por el aderezo.
Este último parámetro cambia, obviamente, en función de la evolución de la receta.
Es un plato de verano, la baja estructura y la buena aromaticidad son características bastante recurrentes en los platos de verano.
En resumen, podemos decir que nuestro vino debe ser: ligero, joven y aromático.
Ligero para no sobrecargar el cuerpo ligero del plato.
Joven para tener la acidez adecuada para equilibrar la tendencia dulce/suave del arroz.
Fragante para equilibrar los aromas del plato.