Según cuenta la leyenda, hubo un tiempo en el que comer arroz negro en la Antigua China suponía jugarse el cuello, pues el emperador lo quería todo para él. La razón para que el máximo mandatario chino impidiera a sus súbditos el consumo de esta clase de arroz la hallamos en sus excelentes cualidades antioxidantes. El bajo rendimiento de su cultivo con respecto a otras variedades más comunes también ayudó a que el emperador y los nobles se mostraran poco proclives a compartir tan escaso manjar. De hecho, si alguien era sorprendido comiéndolo, podía acarrearle la pena de muerte. Afortunadamente, ha llovido mucho desde entonces y el consumo de este arroz se ha democratizado. Conserva su cáscara y salvado, los que llevan vitamina E, sales minerales, fósforo y hierro. Además, estamos ante una variedad con múltiples nombres. Se le conoce como arroz negro, pero también como arroz venere, en homenaje a Venere o Venus, la diosa del amor en la mitología romana, cuya piel era del color del ébano. Sin embargo, es probable que no sepáis demasiado acerca de este producto que comienza a ganar presencia en los supermercados gracias a sus saludables cualidades. En él encontramos fibra, vitamina E, sales minerales, fósforo y hierro, que lo convierten en un campeón nutricional. La mayoría de estos nutrientes están presentes en la capa externa, la cáscara y el salvado. Dado que esta variedad en concreto no se somete a ninguna refinación o procesamiento, puede retener sus antioxidantes, vitaminas, minerales y fibra casi por completo.