Lo que sí podemos asegurar es que este pequeño municipio de Teruel con menos de 40 habitantes es tan apetecible para visitar estos días en el territorio aragonés como las torrijas para comer, tanto por su rico patrimonio artístico y cultural como por el entorno natural que lo rodea.
Durante los días de Semana Santa, y en algunos lugares de España también en otras épocas del año, una de las palabras que más se escucha, y uno de los dulces que más se consume es, sin duda, la torrija.
Se trata del pueblo de Torrijas, en Teruel, pero, aunque parezca que su nombre hace honor a este placer culinario elaborado con pan, leche y huevos, no tiene nada que ver.
Además, se sitúa junto al río homónimo, en la sierra de Javalambre.
En la plaza principal de Torrijas confluyen los edificios más importantes.
Encontramos la iglesia de San Cosme y San Damián, de estilo barroco, que se levantó en el siglo XVIII y alberga en su interior una tabla de la Sagrada Familia del siglo XVI.
De igual forma, nos topamos con el ayuntamiento del pueblo, de tres plantas con lonja abierta.
Al llegar a la localidad nos dan la bienvenida otros dos edificios que merece la pena conocer.