Los calçots o calsots son algo más que una planta, son para muchos los protagonistas indiscutibles de la celebración gastronómica catalana, que a finales del invierno se oficia entre amigos y familia. Tienen D.O. Se trata de una variedad autóctona de Lérida, una cebolla de cultivo tardío oriunda de Cataluña y protegida por su merecida denominación de origen propia. Su cultivo es un esfuerzo de superación de la naturaleza, parte del semillero del cual se extrae cuando comienza a germinar, se planta en la tierra y cuando asoma como cualquier otra cebolla, se la vuelve a sacar. Dejándola un par de semanas de excedencia obligada, para ponerlo más difícil se le sesga la parte superior y se replanta, cuando reemprende su búsqueda de la luz, el labriego se lo impide amontonando tierra sobre él para proteger el tallo como si su piel fuera tan delicada que no pudiera tocar el sol. Así hasta llegar a los 20-25 cm de dulce y tierno sabor. Este último paso del cultivo es el que da nombre a la planta, pues se calza la terra sobre la planta, un año entero de agónica lucha continuada. La elaboración no es complicada, pues una vez las brasas están en su punto, la técnica es simple: fuego hasta abrasarlos, tanto que demos sentido al término carbonizar, se les da la vuelta y calcinar, quemar, incinerar. Llega el momento del emplatado, sin lujos ni diseño, se coloca el atillo desprovisto del papel sobre una teja y comienza el festín. Para comer los calçots es indispensable protegerse con un babero, cuanto mayor mejor, y no se come todo el calçot. Se coge con la mano izquierda por la parte verde y con la mano libre se elimina la zona requemada, volviendo al uso de la siniestra se moja en la salsa y se come. Suelen acompañarse con la salsa romesco, si no la has probado, estás cometiendo un error, pues es un deleite para el gusto. Para preparar la salsa romesco, se escaliba el tomate y el ajo, se precalienta el horno a 180º C y una vez alcanzada la temperatura se introduce el tomate y el ajo, que se puede partir al medio, unos 30 minutos. Luego se mete la tostada de pan para aprovechar el calor, se retira la piel del tomate y los ajos y se dejan enfriar. Se retira de las ñoras la piel y las pepitas y se meten todos los ingredientes en la batidora y se trituran hasta tener la salsa deseada.