Para apreciar plenamente los aromas del vino rosado, es necesario servirlo según las reglas del arte.
Los aromas del vino rosado dependen fundamentalmente del método de vinificación y de la variedad de uva.
En boca obtendrás aromas variados, como frutas, dulces, notas florales o incluso especias cálidas y amaderadas.
Una vez abierta, la botella de rosado se puede conservar en el frigorífico.
Muchos rosados, por tanto, mejoran tras uno o dos años de crianza, y algunos incluso pueden envejecer unos años.
Antes de degustarlo, simplemente colóquelo en el frigorífico o en una cubitera con hielo, y sáquelo diez minutos antes de su consumo, para que alcance la temperatura óptima.
La forma de tulipán de la copa es también un criterio importante para la oxigenación y aireación del vino, conservando al mismo tiempo los aromas.
El rosado combina perfectamente con diferentes platos, desde el aperitivo hasta el postre.
Vino rosado como aperitivo: refrescante y dulce, el rosado combina perfectamente con pequeños aperitivos con sabores sureños, como tapenade, jamón, chorizo, verduras crudas.
Vino rosado como plato principal: la elección del rosado es acertada para acompañar carnes o pescados a la parrilla, mariscos, así como preparaciones frías o calientes.
Vino rosado de postre: el rosado también se puede disfrutar al final de una comida, con postres afrutados, ya sea sorbete, tarta o solo.
Servir un vino rosado requiere respetar algunas condiciones para revelar sutilmente todos sus aromas.
Château de Berne le invita a descubrir sus rosados Côtes de Provence para acompañar sus comidas en familia o con amigos.